Apaga el último cigarrillo y celebra el Día Mundial Sin Tabaco recuperando tu estado óptimo de salud física, mental y emocional.
Los tres o cuatro primeros días después de apagar el último cigarrillo son siempre los más duros porque vas a sentir un fuerte pero intermitente deseo de volver a fumar. No te dejes vencer por la ansiedad, la frustración, los dolores de cabeza, la irritabilidad o los problemas para conciliar el sueño o para concentrarte. Todos estos síntomas son la manera que tienen la nicotina, el alquitrán y los cientos de sustancias nocivas que hay en el tabaco de tratar de convencerte para que no recuperes tu salud, tu forma física, tu gusto, tu olfato y, en definitiva, tu libertad. Para que cualquier tramo de escaleras te siga pareciendo un Everest y para que esa tos ronca y persistente continúe siendo la banda sonora de todas las mañanas. Además, las toxinas tampoco quieren que reduzcas el riesgo de sufrir diferentes tipos enfermedades cardiacas, vasculares y pulmonares crónicas, como la bronquitis, los enfisemas, los infartos, los ictus o el cáncer. Pero tú ya has decidido que el tabaco no te controla y que quieres volver a ser el dueño de tu destino. Es decir, ya has dado el primero paso para dejar de fumar.
Para superar los siempre complicados primeros días sin tabaco y aprender a gestionar el síndrome de abstinencia, Cinthya Molina, psicóloga de SHA Wellness Clinic, nos da 11 prácticos consejos:
- Cuando tengas muchas ganas de encender un cigarrillo prueba técnicas de relajación, como el yoga o la meditación. La respiración consciente es una buena herramienta para conseguirlo: inspira profundamente y nota cómo el aire llena tus pulmones. Retenlo dentro todo el tiempo posible y exhala lentamente (repite cinco veces). Poco a poco notarás cómo el ansia de fumar se hace cada vez menos intensa y frecuente.
- Los problemas para conciliar el sueño son habituales. Para dormir bien por la noche, evita las cenas largas y abundantes y el consumo de café, alcohol y otras bebidas excitantes después de las 18 h.
- Practica ejercicio físico moderado, pero nunca de noche. Cuando llegue la hora de acostarte, estarás más cansado y dormirás mejor.
- Si te duele la cabeza, relájate con una ducha o un baño con agua tibia.
- Si sufres estreñimiento, aumenta la ingesta de alimentos ricos en fibra, principalmente la presente en frutas y verduras de temporada.
- Si te cuesta concentrarte, tómatelo con calma y sé benévolo contigo mismo, sobre todo durante las dos primeras semanas. Tu concentración volverá gradualmente.
- Si tienes tos persistente, bebe mucho líquido. Los tés herbales son una alternativa muy saludable.
- Si te notas tenso, haz algo que te haga disfrutar y te mantenga la mente ocupada, como dar un paseo o leer un libro.
- Seguramente notarás un aumento de la sensación de hambre: evita los alimentos hipercalóricos y ricos en azúcares refinados y bebe entre 2,5 y tres litros de agua al día.
- Si el ansia por fumar persiste, coge un papel y un bolígrafo y escribe la respuesta a la pregunta “¿por qué quiero fumarme un cigarrillo?” Sé totalmente honesto y sincero en tu razonamiento. Un pitillo nunca ha resuelto o mejorado ningún problema. Si eres consciente de esto, te darás cuenta de que realmente no necesitas ese cigarrillo.
- Por último, es muy importante que recuerdes que todos estos síntomas son transitorios y que la irritabilidad, la ansiedad y las ganas de fumar disminuyen a partir de la segunda o tercera semana de abstinencia.
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