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Respirar de manera equilibrada al practicar ejercicio físico es fundamental para cruzar la meta en perfectas condiciones y cumplir con los objetivos marcados.
Al hacer deporte, muchas personas tienden a concentrarse más en el esfuerzo que en la respiración. Y no deberían, porque respirar es un elemento básico a la hora de lograr un rendimiento óptimo. Al inspirar, la frecuencia cardiaca se acelera y se incrementa el aporte de oxígeno, aumentando la producción de energía, algo indispensable al realizar ejercicio físico. Y, al espirar, el pulso se ralentiza y el organismo expulsa dióxido de carbono, lo que ayuda a reducir ligeramente la acidez corporal provocada por el ácido carbónico.
Como nos comenta Francisco Payán, supervisor de Fitness de SHA Wellness Clinic, “la respiración influye tanto en la posición corporal como en la fuerza aplicada, además de retrasar la fatiga. Eso sí, las distintas disciplinas deportivas demandan tipos de respiración diferentes. Así, los runners deben mantener una respiración natural, constante y regular. Sin embargo, dependiendo del ritmo que lleven, deberán hacer inhalaciones y exhalaciones más cortas si corren muy rápido, y mucho más suaves si van a un trote normal.
En cambio, si estás haciendo ejercicios de fuerza en el gimnasio, aunque la carga no sea muy fuerte, lo más recomendable es inspirar en la fase excéntrica y espirar en la fase concéntrica. Por ejemplo, al hacer una sentadilla, deberías inhalar al bajar y espirar al subir. De esta manera se logra un mayor bloqueo de la pared abdominal, evitando una rotación hacia delante o hacia atrás de la cadera, lo que ejerce mucha presión en los músculos lumbares.
De ahí que combinar fuerza y respiración favorezca un mejor control. Además, la respiración ayuda mucho en los ejercicios isométricos, como las planchas con los codos o las manos. Lo normal es que, al empezar a fatigarte, bajes el lumbar, haciendo una inclinación del cuerpo. Pero si trabajas la respiración, conseguirás una mejor posición corporal y una mayor concentración de abdomen”.
Rachel Rose, experta en disciplinas cuerpo-mente de SHA Wellness Clinic, afirma que “la respiración puede ser un barómetro muy fiable para el deportista. En el momento en que sobrepasas el nivel de esfuerzo y no puedas seguir respirando por la nariz, tienes que rebajarlo un poco porque es el propio cuerpo el que te indica el ritmo y la profundidad de la respiración. Por eso, es muy importante aprender a percibir cuál es el esfuerzo adecuado que te permita mantener una respiración nasal y eficaz”.
Por último, Rachel nos recuerda que nunca se debe inspirar por la boca: “al respirar por la nariz, el aire pasa por unas membranas que filtran el polvo, las partículas de contaminación y demás impurezas ambientales, evitando que lleguen a los pulmones. Pero, al hacerlo por la boca, esto no sucede, lo que puede irritar los pulmones y afectar su rendimiento”.
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