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SHA Magazine Salud y belleza
El 4 de febrero se celebra el Día Mundial contra el Cáncer con el objetivo de concienciar y movilizar a la sociedad para avanzar en la prevención y el control de esta enfermedad cuya incidencia aumenta cada año y que, según datos de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, afectará a más de 30 millones de personas en todo el mundo en 2040. Aunque es cierto que el número de casos detectados no deja de crecer, también lo es que, gracias al diagnóstico precoz y a los avances médicos, técnicos y científicos, se ha producido un destacado incremento en la tasa de supervivencia a cinco años.
Una vez terminado el tratamiento, regresar a la rutina diaria puede resultar un desafío y dar un poco de vértigo. Como comenta Cinthya Molina, psicóloga de SHA Wellnes Clinic, “comienza un proceso de adaptación a la nueva normalidad que, aunque parezca sencillo y lleno de alegría, también puede ser lento y provocar algunos miedos. Es importante reflexionar sobre lo sucedido porque, durante el tratamiento, las emociones han pasado de forma muy rápida y pararse a digerirlas ayuda a poder integrarlas, reinterpretarlas y encajarlas en nuestra vida. Es entonces cuando nos damos cuenta de que la vida no está en el punto en el que la dejamos, sino que ha seguido avanzando. Y es que, durante el tratamiento, se abandonan todos los roles (familiares, sociales, laborales), pero cuando termina, la persona ha cambiado y, por tanto, los roles también. Es el llamado crecimiento postraumático, que consiste en un cambio de valores y prioridades como consecuencia de haberse enfrentado a la temible realidad de la impredecibilidad de la vida y la gestión de la incertidumbre. Esto hace que la persona se embarque en proyectos que jamás pensó que realizaría, como cambiar de trabajo, y que, seguramente, antes de la enfermedad no se hubiese atrevido. Esta nueva época se afronta con gran ilusión, pero a la vez hay que saber que no está exenta de miedos que hay que saber gestionar. En eso precisamente consiste ser resiliente, en aprovechar los momentos difíciles de la vida para sacarles partido y salir empoderado de ellos”.
Para hacer más llevadero el proceso de adaptación a la nueva normalidad, Cinthya recomienda “vivir el presente, el aquí y el ahora, pasar más tiempo con los seres queridos y hablar sobre los sentimientos. El cáncer suele ser como un tamiz que selecciona las relaciones buenas de las que no lo son. Además, es muy importante mejorar el autocuidado: cuidar la alimentación, el sueño y el descanso, practicar ejercicio físico, tener una buena higiene mental y mantener una conducta proactiva, respetando el ritmo propio. Es decir, traducir en hechos los cambios que hemos ido planificado. En definitiva, y pese a las dificultades, es posible volver a la vida normal después de haber superado un cáncer. Quizá no igual que antes, sino incluso mejor”.
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