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SHA Magazine Nutrición saludable
La capacidad del cuerpo para combatir infecciones y enfermedades depende de su sistema inmunitario, que está formado por células, tejidos y órganos que trabajan juntos para proteger al organismo de esas agresiones externas. Y aquí es donde la alimentación cumple un papel tan relevante, pues todas las células, tejidos y órganos necesitan una variedad de nutrientes para funcionar bien.
La mejor manera de mantener el sistema inmunológico en perfecto funcionamiento es disfrutando de una dieta basada en plantas y siguiendo estrategias de vida saludable. “Los alimentos que están vivos (hasta que los cocinamos o comemos) y que provienen directamente de la tierra, en lugar de ser altamente procesados en una fábrica, proporcionarán mucha más energía y nutrientes”, asegura Melanie Waxman, experta en nutrición de SHA Wellness Clinic.
Estos alimentos incluyen granos integrales, frijoles, algas, nueces, semillas, verduras y frutas. Disfrutar a diario de estos alimentos, preparados de diferentes maneras e incluso fermentados, reforzará de manera más eficiente el sistema inmunológico.
Además de ser ricos en nutrientes y con efectos antiinflamatorios e inmunológicos, los alimentos a base de plantas también se encargan de alcalinizar nuestro organismo. “Y otra cosa hay que saber: de la misma forma que algunos alimentos estimulan el sistema inmune, otros pueden debilitarlo”, recuerda Melanie Waxman.
Para fortalecer nuestro sistema inmunológico, nuestra dieta debe proponer un equilibrio saludable de macronutrientes: grasas, proteínas y carbohidratos saludables. También alimentos antiinflamatorios y ricos en minerales, incluyendo muchas verduras. Alimentos fermentados como chucrut y miso limitan el azúcar, mientras que los tés verdes y herbales ayudan en la hidratación.
Es básico mantenerse alejados de esa lacra que para la salud supone la obesidad, una de las mayores amenazas para el sistema inmune. Por definición, unos altos índices de obesidad puede conducir a un aumento de las infecciones bacterianas y virales.
“Pone una carga sobre todos los órganos principales, por lo que el cuerpo tiene que trabajar más duro en general y se crea un estado de inflamación crónica que compromete el sistema inmune”, observa Melanie Waxman.
La obesidad (índices de masa corporal superiores a 24) se ha convertido en un problema de salud pública, de tal forma que algunos autores consideran que actualmente alcanza la dimensión de pandemia en Estados Unidos y otras sociedades avanzadas.
La morbilidad asociada al sobrepeso y la obesidad incluyen patologías como la diabetes tipo 2, enfermedad coronaria, hipertensión, osteoartritis, insuficiencia cardiaca, síndrome de apnea del sueño, esterilidad, alteraciones menstruales y alteraciones psicológicas, entre otras.
¿Qué notaremos a corto y largo plazo cuando comencemos a comer bien? Melanie Waxman responde: “Por lo pronto, veremos pronto cómo tenemos más energía, menos dolores y molestias, perdemos peso y dormiremos mejor. Y progresivamente advertiremos cómo mejoramos nuestra resistencia y claridad en el pensamiento mientras adquirimos niveles de energía estables y mejor capacidad para manejar el estrés.
Es fundamental llevar una dieta que nos permita sostener el equilibrio de la microbiota intestinal. Aspectos como una mala dieta, antibióticos, el estrés o la edad necesitan contrarrestarlo con un mayor consumo de alimentos fermentados, más verduras de hojas verdes (especialmente diente de león y col rizada), cebollas, ajo, puerros, espárragos, avena o manzanas. Y tampoco hay que desdeñar complementarlos con pro y prebióticos durante un periodo de tiempo.
“Igualmente es importante la eliminación del estrés, mirar hacia dónde nos dirigimos en la vida así como mejorar el sueño y el ejercicio”, recuerda Melanie Waxman.
Demasiado café y bebidas energéticas con alto contenido de cafeína pueden disminuir la capacidad del sistema inmunológico para combatir infecciones.
La cafeína libera altos niveles de cortisol, la hormona del estrés que luego libera más azúcar y grasa de las reservas de tu cuerpo para darte energía en momentos estresantes. Esta liberación también puede causar próstata en hombres, aumento de peso, acné, niveles elevados de colesterol y debilitamiento del sistema inmune.
Es primordial educarnos en buenas costumbres sanas desde pequeños. “Los hábitos alimenticios saludables adquiridos cuando se es niño hacen que luego sea mucho más fácil comer bien como adulto. Puede tener un efecto positivo en las elecciones alimentarias y los hábitos en la mesa para la edad adulta. Aunque la clave es no ser demasiado estricto y permitir cierta libertad a los niños para que elijan”, advierte Melanie Waxman.
Tener un sistema inmune fuerte desde nuestra infancia ayuda a mantener ese sistema más eficiente a medida que maduramos.
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