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Dejar de fumar: cómo conseguirlo desde el método SHA

SHA Wellness Clinic
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21 de enero de 2021

Dejar de fumar va mucho más allá de apelar a la fuerza de voluntad. Consciente de la dificultad que supone a todos los niveles, el método SHA apuesta por un programa antitabaco que de forma integrativa actúe además a nivel cognitivo y conductual. Porque los beneficios redundarán en un extraordinario impacto en la calidad y esperanza de vida.

“La terapia antitabaco que emplea el SHA es la terapia cognitiva-conductual, en combinación con técnicas de relajación como mindfulness”, explica la Dra. Laura Enciso, psicóloga de SHA Wellness Clinic.

Este tratamiento consiste en desarrollar estrategias destinadas a aumentar el control de que la persona tiene sobre sí misma. Se trata de focalizarse en los problemas actuales y establecer objetivos realistas y a la vez consensuados con las personas que deseen abandonar el hábito.

“La efectividad depende de lo preparado mentalmente que venga quien desea dejar de fumar. Cuando la mentalización es total, prácticamente todos consiguen no fumar durante la semana que dura el programa”, asegura el Dr. Vicente Mera, responsable de la unidad de Medicina Interna de SHA Wellness Clinic.

 

Un proceso minucioso: de los objetivos a la puesta en acción

Efectivamente, el tratamiento antitabaco comienza incluso antes de la observación personal. Parte de la voluntad de cada uno. Pero eso es solo el comienzo.

El proceso inicial continúa con los siguientes pasos:

  • Establecimiento de objetivos: propósitos para dejar de fumar, necesidades, indicadores, etc.
  • Exploración de la situación del fumador: efectos que la adicción está generando en él, su familia y su entorno. Obstáculos y limitaciones que le produce su adicción.
  • Opciones ante un bloqueo: posibilidad para cambiar de situación, alternativas, mejoras, beneficios y ventajas.
  • Toma de decisión: cómo y cuándo pasar a la acción.

“Se trata de un enfoque flexible que se adapta a las necesidades individuales de cada paciente teniendo en cuenta su historia personal. Hacemos una terapia de transformación de hábitos y nuevas conductas”, detalla la Dra. Laura Enciso.

 

La importancia de un tratamiento personalizado

Es casi imposible garantizar la efectividad de una terapia antitabaco si no se realiza un minucioso examen personal del individuo. Conocer cuáles son sus dificultades, motivaciones y posibilidades de llevar a cabo la tarea de deshabituación.

Se deben contemplar múltiples causas: desde antecedentes hasta estilo de vida, desde su entorno familiar hasta condicionantes físicos y psicológicos. Solo conociendo a la persona se podrá ayudar a abandonar el hábito.

Las bases del método SHA para dejar de fumar podrían resumirse en el siguiente decálogo:

  1. Autorreconocimiento del problema.
  2. Potenciar la mentalización de la necesidad de dar una solución integral a la adicción y los efectos físicos colaterales.
  3. Medir la intensidad de la adicción.
  4. Valorar la intensidad de las lesiones físicas sobre el interesado y los que le rodean (fumadores pasivos).
  5. Ayudar a tomar la decisión inmediata y definitiva de dejar de fumar.
  6. Desintoxicación aguda progresiva.
  7. Apoyo para la deshabituación por medio de la reducción de la ansiedad.
  8. Uso de terapias integrativas que van desde la acupuntura al pranayama, pasando por la hipnosis, la gestión del estrés y hasta la farmacoterapia con sustitutos, aversivos y neuromoduladores (si fuera necesario).
  9. Proponer conductas alternativas y cambios sostenibles en el estilo de vida.
  10. Prevención proactiva de la recaída.

La necesidad de un seguimiento para evitar recaídas

Las recaídas son la principal amenaza una vez se completa el programa antitabaco. Por eso, es fundamental realizar un seguimiento de la persona que ha abandona el hábito y que éste incorpore nuevos hábitos saludables en su día a día.

“La prevención de recaídas debe focalizarse en aspectos positivos y planificar el programa de entrenamiento en base a las habilidades específicas de cada paciente, además de prever las situaciones de alto riesgo que el paciente puede intuir o imaginar. Se debe dotar al paciente de estrategias de afrontamiento de las situaciones de mayor riesgo”, señala la Dra. Laura Enciso.

Este proceso de prevención de recaídas se podría plantear en tres áreas diferentes:

  • Evaluación de situaciones de riesgo para el consumo, tanto internas como externas.
  • Evaluación de afrontamiento en situaciones de riesgo.
  • Evaluación de expectativas de autoeficacia.

“Con posterioridad al tratamiento, solo uno de cada 20 recae el primer año. Una vez pasado el primer año, las tasas de recaídas son insignificantes”, afirma el Dr. Vicente Mera.

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