Suscríbete a nuestra newsletter
Reciba novedades y ventajas sobre salud y bienestar.
SHA Magazine Salud y belleza
Un buen líder es un maestro de las emociones. De las suyas y de las de su equipo. La inteligencia emocional y las soft skills son herramientas muy valoradas por las empresas, pues son capacidades que permiten comprender y manejar las emociones de manera que no perjudiquen los objetivos profesionales.
El liderazgo implica conocer las propias emociones, saber qué significa cada una de ellas y aprender a controlarlas y a utilizarlas a favor del objetivo común y para motivar al equipo.
El autoconocimiento y el autocontrol son dos cualidades que se cultivan tras un trabajo previo de introspección por parte del líder. Es crucial conocerse primero a uno mismo para poder actuar en los momentos críticos o en los picos de estrés. Por otra parte, el autoconocimiento ayuda a estar motivado para animar al resto del equipo. El psicólogo estadounidense David McClelland analizó en 1998 más de 30 organizaciones, y llegó a la conclusión de que aquellas que poseían líderes con competencias en inteligencia emocional habían superado entre un 15% y un 20% sus objetivos anuales de ingresos.
Una parte importante y muy valorada del autocontrol es el que se refiere a las emociones. Una cualidad que ayuda a las personas a no ser prisioneras de sus sentimientos. Un buen líder no se debe dejar guiar por sus emociones, sino que aborda los retos desde un punto de vista analítico para reflexionar sobre sus razones, causas y consecuencias y presentar una solución conveniente.
De todas las cualidades que integran la inteligencia emocional la empatía es la más reconocible. Se define como la capacidad de ponerse en el lugar o en la situación de otra persona, pero no significa adueñarse de las emociones ajenas. Hay que mantener un equilibrio entre la solidaridad y la sensatez. Una escucha activa ayudará a que los empleados trabajen mejor y a generar confianza en la compañía.
Para escuchar a los otros hay que haber desarrollado habilidades sociales. Don de gentes le dicen algunos. No es solo ser sociable y tener amigos, sino conducir a las personas hacia un objetivo común y hacia la dirección que se desee. Normalmente, quienes poseen esta característica, suelen despertar simpatía en los demás y tienen un amplio círculo de amigos y conocidos. Esta red es muy beneficiosa, y puede ser de gran ayuda en multitud de situaciones.
En resumen, que un líder sea emocionalmente inteligente implica que puede mantener el control bajo situaciones de estrés, pero esto implica estar en equilibrio. Que su vida personal y profesional sean igual de plenas y satisfactorias, esto es clave para su desarrollo personal y para su carrera profesional. Lograr ese equilibrio en la vida es esencial para estar sanos, plenos y felices. De hecho, la felicidad, más que un estado de intensidad máxima es un estado de serenidad y equilibrio.
Uno de los problemas frecuentes en muchos líderes es tener la sensación de estar siempre trabajando. La digitalización ha agilizado el trabajo y potenciado la eficiencia, pero también ha borrado los límites entre el trabajo y el ocio y ha traído la sensación de que hay estar siempre disponible y conectado.
Un estudio de la Universidad Anáhuac (México) aporta estos consejos para equilibrar la vida personal y profesional:
En estos tiempos proteger la vida personal es casi otro trabajo. A veces hay que aprender a decir “No” para cuidar el equilibrio y laprivacidad. También conviene organizar el tiempo para poder planificar y proteger el tiempo libre. La socióloga Betsy Jacobson dice que el equilibrio no es una mejor gestión del tiempo, sino una mejor gestión de los límites: “Equilibrio significa tomar decisiones y disfrutar con esas decisiones”.
Reciba novedades y ventajas sobre salud y bienestar.