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Una buena alimentación es fundamental para controlar el estrés y la ansiedad. Nuestros expertos en nutrición saludable aconsejan las pautas básicas a seguir para llevar una correcta dieta anti-estrés que, además, nos ayudará a mantenernos en nuestro peso ideal.
Una de las causas principales del estrés es tener los niveles bajos de glucosa en sangre. Por un lado niveles bajos de glucosa provocan irritabilidad, falta de concentración y nerviosismo, que hace que nos sintamos más estresados.
Por otro lado, en situaciones de estrés producimos más adrenalina, y ésta acelera nuestro metabolismo, lo que hace que aumentemos el consumo de carbohidratos, proteínas y grasas. Si hay un consumo rápido de carbohidratos nuestra glucosa en sangre sufre altibajos constantes y nuestro cerebro lo nota provocando el deseo de comer más alimentos, reacción bien conocida por personas que sufren de estrés. Por ello, debemos ser fuertes y evitar recurrir a alimentos llenos de azúcares y grasas saturadas por mucho que nos apetezcan porque a la larga contribuyen a aumentar nuestros niveles de estrés.
Además, los productos muy elaborados con muchos conservantes, potenciadores de sabor y otras sustancias químicas que sobrecargan nuestro organismo produciendo un estrés adicional que no necesitamos, especialmente en nuestro hígado. Cuanto más trabajo demos a nuestros órganos menos relajados nos sentiremos.
Comer en exceso también sobrecarga nuestros órganos, haciéndolos trabajar en mucho y produciendo un estrés innecesario.
En 3 semanas empezamos a notar cambios, para entonces nuestro plasma sanguíneo ya habrá cambiado, y los niveles de alcalinidad se habrán normalizado. En 4 meses, habrá cambiado completamente la calidad de nuestra sangre y podremos notar profundamente los efectos de la nueva alimentación.
La alimentación es una pieza importante en nuestra salud para mantener a raya el estrés, pero no la única. Es importante hacer un cambio en nuestro estilo de vida. Mantenerse mental y físicamente activo es importante, siempre en su justa medida, hay que encontrar el equilibrio adecuado para cada persona. Actividades como el yoga, el tai chi o la meditación nos ayudarán a gestionar el estrés y la ansiedad. Además, mantener una actitud positiva y optimista ayuda a mejorar nuestro estado anímico.
Por otro lado, un buen descanso también es importante, ya que dormir bien ayuda a reducir el estrés y a combatir la irritabilidad, y además beneficia nuestra memoria y ayuda a nuestro sistema inmunológico.
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