Suscríbete a nuestra newsletter
Reciba novedades y ventajas sobre salud y bienestar.
SHA Magazine Salud y belleza
El hammam, llamado también baño turco, es una práctica que data de la época romana, cuando el Imperio Romano se extendía hasta Oriente. Son los baños griegos y romanos los que inspiraron la arquitectura y el concepto del hammam. Con el advenimiento del Islam durante el siglo VII, el hammam se convirtió en un elemento esencial de la vida de los musulmanes ya que los preceptos islámicos aconsejaban una higiene rigurosa. Además de poder permitir a todos, incluso a los más pobres, tener acceso a la higiene, el hammam cumple otra función importante: es un lugar para encontrarse con gente y socializar. Tanto el ritual en sí como el propio espacio reciben el nombre de Hamman.
En los hammams tradicionales puede haber mujeres que se realicen ellas mismas el ritual, aunque lo habitual es contar con una empleada que se encarga de guiarte en cada paso y se dedica a lavarte, aplicar el jabón y hacer la exfoliación.
Debido a sus diferentes beneficios, el hammam es muy recomendable para personas con ansiedad, estrés, depresión, con problemas de acné o que sufren de catarros o de afecciones respiratorias.
A pesar de tener todos estos beneficios, se desaconseja el ritual del hammam a personas con problemas de tensión arterial, problemas circulatorios, dermatitis, epilepsia y a mujeres embarazadas.
Reciba novedades y ventajas sobre salud y bienestar.