Guía de biomarcadores clave para una salud óptima

Los biomarcadores son -por definición- moléculas biológicas que se encuentran en la sangre, u otros líquidos o tejidos del cuerpo, y cuya presencia puede alertarnos acerca del inicio de un proceso patológico o, por el contrario, pueden indicarnos que todo va bien en nuestro organismo.

Se trata de indicadores biológicos medibles que reflejan estados de salud, enfermedad o procesos biológicos en el cuerpo. Pueden ayudar en el diagnóstico precoz de enfermedades, en la monitorización de tratamientos y en la predicción de riesgos para la salud. “Hay diferentes tipos de biomarcadores, como los ‘diagnósticos’, utilizados para detectar la enfermedad. Por ejemplo, la troponina se utiliza para el diagnóstico de infarto de miocardio”, explica la Dra. Mariel Silva de la Unidad Well-Ageing de SHA.

También están los biomarcadores ‘pronósticos’ que son indicadores del curso probable de una enfermedad en un paciente diagnosticado. “Un ejemplo de estos son los niveles de PSA para predecir la progresión del cáncer de próstata. También están los biomarcadores ‘predictivos’ que predicen la respuesta de un paciente a un tratamiento específico. Un ejemplo de ello es el HER2 en cáncer de mama para predecir la respuesta a un determinado tratamiento”, apunta la experta.

Por otra parte están los biomarcadores de ‘susceptibilidad o riesgo’ que, según la especialista de SHA “indican la probabilidad de que un individuo desarrolle una enfermedad en el futuro, como ejemplo están el BRCA1 y BRCA2 para el riesgo de cáncer de mama y ovario”.

Por último están los biomarcadores de ‘respuesta farmacológica’ que evalúan cómo responde el cuerpo a un tratamiento y, como ejemplo, tenemos la medición de la glucosa en sangre para evaluar la eficacia de los tratamientos para la diabetes.

La doctora Silva indica que, para que un biomarcador sea útil, debe cumplir con ciertos criterios, entre ellos, la especificidad y sensibilidad. Es decir, debe identificar específicamente una condición y hacerlo con alta precisión y, sus resultados, deben ser consistentes y replicables en diferentes pruebas y entornos. La accesibilidad y facilidad de medición, así como la relevancia clínica del biomarcador, deben proporcionar información relevante y útil para la toma de decisiones clínicas.

 El Dr. Vicente Mera, responsable de la unidad de Well-ageing de SHA, explica que los biomarcadores son parámetros que ayudan a determinar cómo es el estado de salud de un individuo, y se comparan con otros parámetros como pueden ser la edad, el peso o el sexo, para saber si están en consonancia con los objetivos de salud deseados.

“Actualmente, hay evidencia científica sólida sobre la capacidad predictora de enfermedades degenerativas o envejecimiento prematuro en biomarcadores como la longitud de los telómeros, los niveles de inflamación, biomarcadores genéticos relacionados con la longevidad, niveles de hormonas, estrés oxidativo y epigenéticos. Al combinar estos biomarcadores con otros más comunes, como el colesterol, la glucosa en ayunas y la hemoglobina glicosilada (HbA1c), se logra una evaluación integral de la salud y el envejecimiento, facilitando así intervenciones tempranas y personalizadas para mejorar la calidad de vida y la longevidad”, opina la Dra. Silva.

En el contexto de well-ageing que se fomenta en SHA, es crucial comenzar a monitorear nuestros biomarcadores lo antes posible. “El bienestar a largo plazo y el envejecimiento saludable dependen en gran medida de poder detectar y abordar tempranamente cualquier desequilibrio o indicio de riesgo para la salud. Al evaluar biomarcadores desde edades más tempranas, por ejemplo, a los 40 años o incluso antes, podemos identificar patrones de salud, prevenir posibles enfermedades y promover estilos de vida saludables antes de que los problemas se vuelvan más graves o crónicos. Además, este enfoque nos permite implementar intervenciones preventivas y cambios en el estilo de vida cuando son más efectivos y tienen un mayor impacto en la salud a largo plazo”, concluye la Dra. Silva.

Estos son los biomarcadores más importantes que deberíamos tener en cuenta:

El peso
Es el más importante de todos los biomarcadores. “Es excelente para pronosticar el estado de salud, la progresión de las enfermedades y los años de vida. Pero el peso en sí mismo no es suficiente, hay que relacionarlo con la estatura. No es lo mismo pesar 100 kilos y medir 1.60 que pesar 100 kilos y tener una estatura de 1.90. Por eso existe la fórmula para medir el índice de masa corporal (IMC) que aporta un dato más fiable”, indica el Dr. Mera.

Se calcula dividiendo el peso por el cuadrado de la estatura. “Una persona con un IMC menor de 25 tendrá la esperanza de vida media de la población; un IMC entre 20 y 25 podría perder entre un 10% y un 15% de su longevidad; pero con un IMC entre 30 y 35 se pierde prácticamente la mitad de la esperanza de vida”, indica el experto de SHA.

El perímetro abdominal
Los biomarcadores son compatibles entre sí, y no todas las zonas donde se acumula la grasa suponen el mismo riesgo. La medida del perímetro abdominal que indica la grasa abdominal acumulada puede señalar el riesgo de desarrollar determinadas enfermedades. “La grasa abdominal bloquea la función de las hormonas como el estrógeno y el cortisol: eso supone que no solo hay un aumento de la adiposidad, sino una menor calidad de vida y un mayor riesgo de enfermedad. No es un asunto estético acumular grasa en el abdomen”, indica el Dr. Mera.

“La práctica sistemática de ayuno y la restricción calórica (dejar de comer cuando estemos al 80% de nuestra capacidad) serían dos estrategias muy útiles para mantener un buen estado de los dos marcadores anteriores. Además, se activarían los genes de la longevidad”, explica el experto.

La glucosa en ayunas
Tener este biomarcador alto en ayunas supone un riesgo alto de desarrollar enfermedades, un envejecimiento acelerado y sugiere una vida más corta si se compara con personas con la glucosa en ayuna en niveles normal.

La hemoglobina glicada o glucosilada (HBA1C)

Es uno de los biomarcadores de mayor utilidad, en opinión del Dr. Mera, porque mide el comportamiento promedio de la glucosa en un periodo de entre dos y tres meses.

Las grasas–HDL (colesterol bueno), LDL (colesterol malo), la lipoproteína (a), y homocisteína

Estos cuatro marcadores miden el estado de los lípidos en el cuerpo y marcan el riesgo cardiovascular, siendo las enfermedades cardiovasculares la primera causa de muerte. Y son importantes paras medir la longevidad. La lipoproteína está muy marcada por la genética, y es difícil de modificar, pues marca el riesgo vascular de una familia.

Proteína C reactiva (PCR)

“Debe estar lo más baja posible, pero hay varios acontecimientos que pueden elevar de forma transitoria este biomarcador, entre ellos, una infección o el estrés. Esta proteína es un buen marcador de la longevidad, pero su medición suele dar muchos falsos positivos.

 Fibrinógeno

“Es un marcador de la inflamación. Si está muy alto, el estado inflamatorio del individuo es peor”, indica el doctor Mera.

Por otra parte, existen otros biomarcadores más complejos que se miden en laboratorios especiales, que se ofrecen a todos los pacientes SHA, y que marcan con gran precisión la esperanza de vida:

La longitud de los telómeros

Los telómeros son las secuencias repetitivas del ADN que están en los extremos de los cromosomas y que los protegen del desgaste. “Cuanto más largos sean los telómeros, mayor será la longevidad”, asegura Mera. “Un tercio de la longitud de los telómeros depende de la genética. Hay muchos estudios que demuestran que el estrés y una mala gestión de las emociones consumen los telómeros. Por lo tanto, cualquier técnica de relajación o un ejercicio como el yoga practicado sistemáticamente puede ser beneficioso. La insulina muy alta, la obesidad, una mala alimentación o un sueño de baja calidad acortan los telómeros, pero hay cosas que se pueden hacer, por ejemplo, la práctica regular de ejercicio físico moderado”, explica el doctor. El astrágalo, una planta china, ha demostrado que puede alargar la longitud de los telómeros.

Metilación del ADN

Este indicador mide los fenómenos que afectan el ADN y lo metilan –o lo marcan- para bien o para mal. Un ADN muy metilado es un indicador de una longevidad más corta. La metilación debe disminuirse todo lo que sea posible con el ejercicio físico moderado y la alimentación, pero también con productos naturales como la acetilcisteína que mejora la metilación.

NAD

Es un magnífico biomarcador que debe estar equilibrado para mantener en buen estado las mitocondrias y así evitar el envejecimiento. Existen productos para mejorar el estado mitocondrial además del NAD. El ácido glicólico también es un buen activador, en dosis controladas.

Glutatión

Está determinado genéticamente. Mucha gente produce un mal glutatión por mala genética. Es muy común que haya personas que no producen suficiente glutatión y, en ese caso, carecen de la herramienta que reduce la oxidación celular. SHA dispone de varios tratamientos y terapias que ayudan a aportar glutatión, lo cual permite lograr el equilibrio celular y detener el proceso de envejecimiento de las mitocondrias.

Lo que hay que saber:

 Los biomarcadores hay que medirlos regularmente, porque lo interesante no es la medida de un día concreto, sino la tendencia.

• Hay biomarcadores que son compatibles entre sí. Por ejemplo, el peso y el perímetro de la circunferencia abdominal se deberían medir a la vez.

• La proteína C reactiva y el fibrinógeno (proteína que participa en la formación de coágulos de sangre en el cuerpo) son los marcadores de la inflamación. Ellos nos indican una vida más corta en años, y de peor calidad.

• Los biomarcadores se miden con analíticas de sangre indicadas por un profesional.

• La información de los biomarcadores debe analizada por un experto para personalizar al máximo los tratamientos, a fin de equilibrar dichos biomarcadores.

• En la búsqueda de un envejecimiento saludable, cuanto antes se empiecen a medir los biomarcadores, mucho mejor.