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SHA Magazine Salud y belleza
A diferencia de algunos animales de hábitos nocturnos, como los búhos, las lechuzas, los murciélagos, las polillas o las luciérnagas, los seres humanos nos vamos a dormir cuando anochece y nos despertamos cuando sale el sol. Esto se debe a que existen distintos ritmos circadianos, que son los cambios biológicos que ocurren durante un ciclo de 24 horas y que controlan el binomio sueño-vigilia.
Como explica Vicente Mera, responsable de la Unidad de Medicina Genómica y Envejecimiento Saludable y especialista en Medicina del Sueño de SHA Wellness Clinic, “todos los fenómenos circadianos están controlados por el llamado reloj biológico. En los mamíferos, el reloj principal está constituido por grupos neuronales localizados en el hipotálamo, concretamente en el núcleo supraquiasmático, y en su mecanismo de control interviene un grupo de genes, llamados genes reloj, que se encargan de generar y mantener los ritmos circadianos. Pero también hay actividad circadiana en células no nerviosas situadas en diferentes órganos y tejidos, como el hígado, los pulmones, el bazo, el timo, las glándulas suprarrenales, el páncreas, las células sanguíneas y la piel”.
Es precisamente este reloj biológico interno el que le dice al organismo qué funciones y actividades debe realizar de día y cuáles de noche. Como nos cuenta Vicente, “por la noche aumenta la producción de melatonina (la hormona que controla el ciclo del sueño) y de la hormona del crecimiento, baja la temperatura corporal, ocurren los procesos regenerativos y anabólicos y pueden aparecer las hipopneas y apneas respiratorias. En cambio, durante el día, se producen los procesos de catabolismo y de defensa, la secreción de las glándulas exocrinas, la contracción y el tono muscular”.
Cuando el ritmo circadiano sufre una alteración aparecen los trastornos del sueño, como el insomnio, el síndrome de las piernas inquietas o los despertares frecuentes, y aumenta el riesgo de desarrollar determinadas patologías y enfermedades, como la hipertensión, la obesidad, el sobrepeso, la diabetes tipo 2, la ansiedad, la depresión o los problemas cardiovasculares. Por eso, lo mejor que puedes hacer para disfrutar de un estado óptimo de salud y bienestar es sincronizar tus hábitos de vida a tu ritmo circadiano.
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