¿La inteligencia artificial nos hará más dependientes de la tecnología?

La inteligencia artificial generativa con sus chatbots, sobre todo chat GPT, han llegado con la promesa de cambiar el mundo. Aún no sabemos si para bien o para mal. De momento sabemos que chat GPT escribe emails, redacta y traduce textos, corrige la ortografía y hasta contesta y aprueba exámenes.

Preguntamos a la experta en Psicología Clínica de SHA Wellness Clinic España, Cinthya Molina, si la inteligencia artificial aumentará exponencialmente nuestra dependencia a la tecnología.

“Yo me aventuraría a decir que sí. Creo que la inteligencia artificial nos hará más dependientes porque en el cerebro y en el organismo en general funciona la máxima ‘use it or lose it’ (lo usas o lo pierdes), y la inteligencia es como un músculo que hay que entrenar, si no se acaba atrofiando y perdiendo”, reflexiona.

Recuerda la experta de SHA Wellness Clinic que ella era ‘muy buena’ con la ubicación espacial. “En los viajes era quien llevaba el mapa, y guiaba al grupo. Todo eso lo he perdido por encender siempre el GPS. Lo que ha pasado en mi cerebro es que he dejado de hacer uso del hipocampo, la región implicada en la orientación espacial y que se encargaba de esa función”. Todas aquellas habilidades se han perdido por falta de uso.

Molina pone otro ejemplo: la memoria. “Con la tecnología todos los datos están al alcance de la mano, no intentamos recordar nada, sabemos que podemos preguntar todo a Google, y hemos perdido la motivación para memorizar. Antes uno se sabía de memoria varios números de teléfono, ahora ni uno”.

“Diría que la inteligencia artificial nos hará aún más perezosos, y quizás menos creativos, pues el cerebro al perder el estímulo externo funciona peor, se hace más vago. Puedo pedirle a chat GPT que me corrija la ortografía de un email, pero si siempre le pido que me los redacte acabaré perdiendo esa habilidad, y probablemente mis correos empezarán a ser muy parecidos entre sí”, dice la experta.

En su opinión, la Inteligencia Artificial debe ser un soporte para nuestro desempeño, pero nunca un sustituto del pensamiento original, de la creatividad, de la capacidad de establecer conexiones y de la actividad intelectual. “Creo que el cerebro debe funcionar para seguir estando sano. No soy una ludita, sí creo que estos programas de inteligencia artificial generativa pueden ser útiles si los usamos bien para realizar tareas mecánicas que nos pueden ahorrar tiempo”, concluye la experta de SHA Wellness Clinic.

En muchas universidades del mundo ChatGPT ha demostrado que es capaz de superar con éxito exámenes para la obtención del grado en medicina o de un máster de negocios en Estados Unidos. En respuesta a este impacto, algunos centros académicos adaptan sus métodos de enseñanza para incorporar a ChatGPT, mientras otras optan por poner en marcha medidas más estrictas, como volver a los exámenes orales o escritos a mano.

No hay duda de que la adopción de sistemas de IA como ChatGPT puede generar temores, como el riesgo de fraude académico o la posibilidad de que se reduzca la necesidad de profesores. Sin embargo, otros también ven en ChatGPT una oportunidad para mejorar la enseñanza y el aprendizaje, proporcionando respuestas rápidas a las preguntas de los estudiantes, ofreciendo retroalimentación personalizada y tutorías individualizadas.

Ante tanta polémica algunos académicos han resumido los riesgos que puede tener el uso Chat GPT en el modo en que usamos y entrenamos nuestro cerebro. Entre ellos mencionan la dependencia tecnológica, pues creen que esta herramienta puede disminuir la habilidad de los estudiantes para investigar y aprender de manera independiente. También avisan del riesgo de “plagio y conducta académica inapropiada”, y de la pérdida de habilidades de pensamiento crítico, pues creen que conseguirlo todo hecho limita el desarrollo del pensamiento crítico y analítico.

Estamos ante uno de los grandes avances del siglo XXI, apenas hay estudios que permitan vislumbrar cómo evolucionará la Inteligencia Artificial. En SHA WellnessClinic tenemos un pensamiento y una actitud abierta hacia las nuevas tecnologías, pero también apostamos por la salud y el buen envejecimiento, para lo que es crucial seguir aprendiendo y usando el cerebro hasta el final de la vida.