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SHA Magazine Nutrición saludable
Los probióticos son microorganismos vivos tales como bacterias y levaduras que pueden ser añadidos o creados en muchos alimentos diferentes e ingeridos en forma de suplemento. Los prebióticos son alimentos que nutren la microflora intestinal y ayudan a mantenerla equilibrada, como la fibra. El consumo diario de probióticos y prebióticos, que en conjunto se denominan simbióticos, es esencial para mantener un microbioma sano. Por eso es tan importante consumir verduras y alimentos no refinados. Una dieta pobre en prebióticos y probióticos es lo que ha llevado a los graves problemas intestinales generalizados de hoy en día. Estos problemas afectan no sólo al sistema digestivo, sino a todo el cuerpo, como en los casos de alergias, enfermedades autoinmunes e incluso problemas de enfermedades mentales degenerativas. Para reequilibrar el microbioma, es aconsejable consumir suplementos probióticos de buena calidad durante algunas semanas o incluso meses. Dicho esto, también deberíamos comer verduras fermentadas como el chucrut o el kimchi y alimentos no refinados ricos en fibra.
La vitamina D es liposoluble, lo que significa que puede almacenarse en el cuerpo durante un tiempo. Así que no tenemos que preocuparnos por comerlo todos los días. Los rayos ultravioletas en la piel actúan, por lo que es una buena idea exponer la piel al sol, durante 5 a 10 minutos al día, dependiendo del tipo de piel. Durante el invierno podemos obtener vitamina D consumiendo cereales enteros porque se encuentra en sus semillas. Por otro lado, demasiada vitamina D, que puede ocurrir con demasiados suplementos, puede hacer que el calcio se precipite en los tejidos blandos.
La lechuga es una de las hojas verdes con menor valor nutricional ya que es principalmente agua. Si odias la lechuga, no te preocupes, podrás encontrar otra hoja verde que te guste y comerla diariamente. Las plantas, en particular sus partes verdes, son el alimento más importante de la Tierra, y son la base de la vida tal y como la conocemos. Realizan la fotosíntesis y aportan el oxígeno necesario. Sólo la clorofila puede captar la energía solar y transformarla en carbohidratos comestibles, entre otras cosas.
Es una buena idea comer hojas verdes todos los días, preferiblemente en las dos comidas principales. Se debe elegir entre los que crecen cerca y cocinarlos o no, dependiendo de las necesidades y habilidades. Recuerda que se pueden comer las hojas de las plantas cuyas raíces tendemos a comer, como las hojas de toda la familia de los brotes, zanahorias o nabos, entre otros.
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