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Las micotoxinas: una amenaza silenciosa para nuestra salud

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13 de febrero de 2024

No hay enemigo pequeño. Los metabolitos secundarios que producen algunos hongos y que se conocen como micotoxinas son una buena prueba de ello.

Las micotoxinas pueden contaminar diversos alimentos, como los granos, las frutas y los frutos secos, y su presencia puede pasar desapercibida, puescarecen de olor y sabor.

La doctora Mariel Silva, de la unidad de Medicina Well-ageing de SHA Wellness Clinic, explica que estos elementos suelen encontrarse con mayor frecuencia en cereales como el maíz, el trigo y el arroz, las nueces, los granos almacenados y los lácteos. “La contaminación suele ocurrir durante el cultivo, la cosecha, el almacenamiento y el procesamiento de los alimentos”, explica.

Existen varias clases de micotoxinas, las más conocidas son las aflatoxinas, ocratoxinas, fumonisinas y tricotecenos. Cada una tiene sus propias características y puede afectar diferentes sistemas del cuerpo humano.

La Dra. Silva cita algunas de las consecuencias que pueden traer las micotoxinas a la salud. “Sus efectos pueden variar desde pequeños trastornos intestinales hasta problemas crónicos más insidiosos”, y además añade que “Las micotoxinas pueden desencadenar problemas inmediatos como nauseas y vómitos o un dolor abdominal agudo, que puede aparecer en cuestión de horas tras comer un alimento contaminado”.

El problema real, según la experta, sería desarrollar una toxicidad crónica por estar continuamente expuesto a niveles altos de micotoxinas durante mucho tiempo. “Esto podría generar problemas de salud a largo plazo, entre ellos daño hepático, supresión del sistema inmunológico y probablemente un riesgo más elevado de cáncer”, explica. Además, la doctora nos recuerda que las micotoxinas también afectan a los animales de granja que consumen alimentos contaminados y pueden afectar la calidad de los productos derivados.

Uno de los enfoques más novedosos que se estudia es la relación de las micotoxinas con los mecanismos de disrupción endocrina. “Algunas investigaciones apuntan que algunas micotoxinas pueden tener un impacto sobre el sistema nervioso central, incluido el hipotálamo, a través del bulbo olfatorio. Este proceso podría alterar la regulación hormonal”, explica la Dra. Silva.

Otra de las relaciones que se estudia es el efecto de las micotoxinas en la activación del eje Hipotálamo-Pituitaria-Adrenal (HPA) por las hormonas del estrés como el cortisol. Este mecanismo podría alterar la respuesta al estrés y a la homeostasis hormonal.

Se cree que las micotoxinas pueden alterar la microbiota intestinal y afectar de esa manera la digestión, la absorción de nutrientes y la regulación del sistema inmunológico. Por último, se investiga su relación con las respuestas autoinmunes no deseadas, pues esto podría ser una consecuencia de la inflamación persistente que provoca una activación exagerada del sistema inmunológico.

No todas las personas son igual de susceptibles a las micotoxinas. Influyen factores como la genética, el estado de salud general, la dieta y la exposición acumulativa en el tiempo”, indica la doctora Silva.

El tratamiento suele ir dirigido a evitar la exposición a las micotoxinas, a mejorar el estilo y los hábitos de vida, a estimular órganos emuntoriales como el intestino, los riñones, el sistema urinario y el respiratorio. La experta apunta que algunos estudios sugieren que una microbiota saludable es capaz de eliminar por sí sola las micotoxinas.

 

 

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