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SHA Magazine Salud y belleza
La microbiota intestinal está formada por billones de bacterias, hongos, levaduras, virus, fagos y demás microorganismos que habitan en el tracto gastrointestinal y que, cuando están en equilibrio (eubiosis), pueden realizar sus funciones metabólicas, inmunitarias, neuronales y protectoras correctamente. Pero este ecosistema puede verse afectado por diferentes factores, provocando un desequilibrio conocido como disbiosis intestinal.
Como nos cuenta Ana Mayor, médico internista y experta en Salud Digestiva de SHA Wellness Clinic, “la microbiota intestinal se mantiene en un delicado equilibrio y, cuando este se rompe y la capacidad de resiliencia de las bacterias se agota, deja de cumplir con todas sus funciones y no es capaz de preservar la salud del huésped”.
Más allá del intestino, la microbiota interacciona de manera bidireccional con muchos órganos y sistemas del cuerpo. De ahí que, aunque una nutrición poco saludable sea una de las principales causas de la disbiosis intestinal, no es, ni mucho menos, la única.
Como explica la doctora Mayor, “la alimentación es uno de los factores que más impacto tiene en la composición y la diversidad de la microbiota. Una dieta alta en grasas y azúcares refinados y en la que abundan los alimentos ultraprocesados, la carne roja y los embutidos puede alterarla rápidamente. En cambio, la dieta mediterránea, rica en Omega 3, es muy beneficiosa para mantener una microbiota sana. Consume frutas y verduras frescas y, a ser posible, de temporada, cereales integrales, alimentos fermentados, como el kéfir, el chucrut o el tempeh, y aquellos que aporten al organismo almidón resistente, como las legumbres o el boniato”.
El estilo de vida también juega un papel fundamental en la buena salud de la microbiota intestinal. “Los hábitos tóxicos, la edad, la mala gestión del estrés y las emociones, una incorrecta higiene del sueño o la ingesta de ciertos fármacos, como los antibióticos o los citotóxicos, son determinantes y producen el desequilibrio de la microbiota. Además, practicar ejercicio físico moderado de manera regular es esencial para disfrutar de una buena salud digestiva. Llevar una vida sedentaria priva al organismo de la estimulación hormonal derivada de la actividad deportiva, lo que es un factor importante de la disbiosis”, concluye la experta.
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