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SHA Magazine Salud y belleza
La Organización Mundial de la Salud define el estrés como el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara el organismo para la acción, es decir, es un sistema de alerta biológico necesario para la supervivencia. Como nos cuenta Cinthya Molina, psicóloga de SHA Wellness Clinic, “el estrés es innato, natural e instintivo y lo necesitamos para sobrevivir. Cuando los seres humanos todavía vivíamos en cuevas, era el mecanismo de escape que nos permitía huir de cualquier amenaza. Y, aunque en la actualidad ya no tenemos que defendernos del ataque de un mamut, es el estrés el que nos ayuda a alcanzar nuestros objetivos y metas y superar los desafíos que la vida nos pone por delante. El problema se produce cuando deja de ser una respuesta puntual frente a una situación concreta y se cronifica. De hecho, hay estudios que demuestran que un poco de estrés mejora la memoria, mientras que un exceso, la anula. Y es que, cuando el cuerpo humano se enfrenta a una situación estresante, libera determinadas hormonas y sustancias, como la adrenalina o el cortisol, que activan el sistema de huida del organismo. Además, el estrés crónico está muy relacionado con la depresión”.
Pero, aunque conocemos la teoría, la práctica es bien distinta. Porque vivimos en una sociedad hiperestimulante que demanda constantemente el 100 % de nuestras capacidades y, además, en modo multitarea. Por eso, en muchas ocasiones nos vemos superados por la propia realidad, un sentimiento que se acrecienta debido a la inestabilidad social, personal y laboral provocada por la crisis sanitaria global. Y existen pocas cosas tan estresantes como la sensación de no tener el control. Pero, como nos recuerda Cinthya, “la realidad es neutra, no tiene un significado en sí misma ni está cargada de emociones. De nosotros depende el modo de interpretarla y gestionarla”.
Cuando convivimos durante mucho tiempo con el estrés crónico, el estado de salud y bienestar comienza a resentirse. “Existe una relación bidireccional entre los planos emocional y físico, de ahí que el estrés crónico pueda derivar en problemas cardiovasculares y digestivos, dolores musculares, migrañas, falta de concentración, memoria o deseo sexual, pérdida de rendimiento tanto intelectual como físico o un sueño escaso e insuficiente”, añade la experta.
Para mantener el equilibrio interior y ser la mejor versión de nosotros mismos en todo momento es fundamental abordar el tema con un enfoque integrativo que combine pautas básicas de gestión del estrés, una alimentación sana y equilibrada, realizar ejercicio físico de manera regular, una correcta higiene del sueño que nos permita alcanzar todas las noches el necesario descanso reparador y practicar disciplinas mindfulness, como el yoga, la meditación o las técnicas de respiración pranayama, que nos conecten con el presente, con el aquí y el ahora y favorezcan la relajación.
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