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SHA Magazine Salud y belleza
El plomo, el mercurio, el cadmio, el arsénico y el cromo son algunos de los metales pesados que suelen asociarse con efectos adversos para la salud humana. Estos metales ingresan al cuerpo a través de la inhalación de aire, agua o alimentos contaminados, también por el contacto directo con algunos materiales de productos de consumo, como pueden ser los juguetes y los cosméticos.
Según la doctora Rosario García, especialista en Medicina Revitalizante de SHA Wellness Clinic, se puede medir su presencia en el organismo a través de analíticas de sangre y orina tras una prueba de estimulación, que consiste en dar una sustancia que provoque la salida de dichos metales del sitio donde estén acumulados para eliminarse por ejemplo a través de la orina. También es posible medirlo en el cabello, donde se acumulan con el tiempo. El análisis del cabello es una herramienta eficaz para evaluar la exposición a metales pesados y monitorear la efectividad de los tratamientos de desintoxicación.
Cuando los metales pesados se acumulan en el organismo producen transformaciones en los tejidos. “Entramos en contacto con ellos a través de los alimentos, el agua o el aire. Digamos que es inevitable, pero en un organismo sano con una capacidad adecuada de desintoxicación no se acumulan en grandes cantidades, los problemas empiezan si el sistema excretor no funciona bien, se produce una metilación lenta en el tejido y eso puede provocar que los metales pesados se vayan acumulando en el organismo, entonces se enlazan con las proteínas de los tejidos y el organismo empieza a verlas como extrañas, produciéndose anticuerpos contra sus propias proteínas.”
Cuando aparece esa reacción autoinmune suelen prescribirse tratamientos inmunosupresores y esto solo agrava el problema. “Estamos dejando desprotegido a un organismo que está intentando luchar contra un elemento muy tóxico”, argumenta la doctora.
Algunos metales pesados son necesarios para el buen funcionamiento del organismo, no es el caso del plomo, el cadmio, el aluminio y el mercurio y algunos que ya hemos mencionado y que están muy relacionados con la inhalación y la ingestión.
“Es por estas razones que se recomienda llevar una dieta orgánica porque se ha comprobado que en los vegetales orgánicos hay menos carga de metales pesados. También ayuda no ingerir pescados grandes como el salmón, que están cargados de mercurio, y se aconseja poner filtros en el agua para beber”, indica la doctora quien cree que también se debe tener precaución a la hora de limpiar en casa y limpiar el polvo con paños húmedos para evitar la aspiración de esos tóxicos a través del polvo, o utilizar aspiradoras con filtros especiales.
Los efectos nocivos de los metales pesados en la salud humana pueden afectar a varios órganos del cuerpo. La exposición al plomo puede causar un daño neurológico irreversible, especialmente en niños pequeños, y se ha relacionado con retrasos en el desarrollo, una disminución del coeficiente intelectual y problemas de comportamiento.
El mercurio puede dañar el sistema nervioso central, causar trastornos del desarrollo neurológico y afectar la función renal. El cadmio se ha asociado con enfermedades respiratorias, daño renal y aumento del riesgo de cáncer, mientras que el arsénico puede provocar problemas cutáneos, trastornos gastrointestinales y tumores de piel, pulmón y vejiga.
“Además de generar autoinmunidad, la acumulación de metales pesados eleva muchísimo el estrés oxidativo, y por tanto la inflamación. Estos procesos alteran membranas celulares, enzimas y afectan el funcionamiento normal de la célula, y por esto se relaciona con enfermedades autoinmunes, crónicas y degenerativas y con patologías cardiovasculares”, explica la doctora García.
Eliminar los metales pesados es un proceso complejo, y dependiendo del metal específico y la cantidad presente en el cuerpo se puede intentar por varias vías. Entre ellas la excreción renal, pues los riñones son cruciales para filtrar la sangre y excretar productos de desecho a través de la orina. El mercurio y el cadmio pueden ser eliminados en gran medida a través de la orina.
Otros metales como el plomo y el arsénico pueden ser excretados a través de la bilis que secreta el hígado, y luego ser eliminados por las heces. La transpiración a través de la piel también puede eliminar ciertos metales pesados del cuerpo. Cuando decimos que la sauna y el ejercicio físico intenso eliminan toxinas, incluimos los metales pesados.
Por último, se pueden eliminar a través de la quelación, un proceso mediante el cual se administran agentes quelantes, como el dimercaprol, el ácido dimercaptosuccínico (DMSA) o el ácido etilendiaminotetraacético (EDTA), que se unen a los metales pesados acumulados en el cuerpo y ayudan a su eliminación a través de la orina. Este método suele utilizarse en casos de intoxicación aguda.
No en todas las etapas de la vida tenemos la misma capacidad de eliminar estas toxinas. La edad, la salud general, la exposición previa a estas sustancias y la presencia de enfermedades subyacentes alteran la eficacia de los procesos de eliminación y filtrado del organismo.
Además, la eliminación de metales pesados es un proceso lento y gradual, especialmente si la exposición es crónica y se han acumulado a largo plazo. Siempre hay que consultar a un profesional de la salud para salir de dudas, medir nuestros niveles de metales pesados y decidir cuál es la mejor estrategia a seguir.
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