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Dormir bien es mucho más que cerrar los ojos durante unas horas. El sueño es una función biológica esencial que regula nuestro sistema inmunológico, nuestro equilibrio emocional y hasta la expresión genética. Sin embargo, en la era de la hiperconexión, los ciclos circadianos naturales han comenzado a alterarse de forma casi generalizada. La buena noticia es que el descanso puede ser reentrenado. Y, como se demuestra cada vez más en la ciencia del bienestar, optimizar el sueño no es solo posible, sino profundamente transformador.
Optimizar el sueño no significa dormir más, sino dormir mejor. Es decir, recuperar la calidad del descanso a través de una combinación de medidas que mejoran la duración, profundidad y continuidad de las distintas fases del sueño. Esto implica desde hábitos diarios y rutinas nocturnas hasta el entorno físico y mental en el que uno se acuesta cada noche.
En lugar de centrarse únicamente en el insomnio como síntoma, la optimización del sueño aborda el problema de forma global: examina el estilo de vida, el estado emocional, la alimentación, la exposición a la luz natural y los niveles de estrés acumulados. Es, por tanto, un enfoque preventivo y restaurador al mismo tiempo.
Los estudios científicos son contundentes: la falta de sueño de calidad se relaciona con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, deterioro cognitivo, ansiedad y depresión. Además, dormir poco o mal incide en el metabolismo, el apetito, la regeneración celular y el sistema inmune. En cambio, cuando el sueño es reparador:
En resumen, dormir bien no solo alarga la vida, sino que mejora su calidad.
El insomnio y los despertares frecuentes pueden deberse a múltiples causas. Las más comunes son:
Identificar el origen del problema es el primer paso hacia una solución eficaz.
Desde SHA se propone un enfoque integrativo, basado en la evidencia científica y apoyado en prácticas naturales. Algunas recomendaciones esenciales son:
En muchas ocasiones, recuperar el sueño requiere reeducar al cuerpo y la mente. Esto implica observar patrones, experimentar con cambios sostenidos y, cuando es necesario, contar con orientación especializada. La buena noticia es que el cerebro es plástico, y que incluso personas que llevan años durmiendo mal pueden volver a disfrutar de noches profundamente reparadoras.
Optimizar el sueño es un acto de autocuidado. Es volver a lo esencial: descansar para vivir mejor. Si siente que su descanso necesita una renovación profunda, quizá le interese explorar el enfoque integral del descanso que ofrece SHA a través de su pack Sleep Well, donde profesionales de distintas disciplinas trabajan para recuperar su ritmo biológico natural.
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