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SHA Magazine Salud y belleza
Si entre tus propósitos de año nuevo está el de abrir un espacio de autocuidado en el que trabajar al mismo tiempo los planos físico, mental y espiritual, sin duda el yoga es la mejor opción. Y es que esta práctica milenaria originaria de la India es, a la vez, una filosofía vital, una excelente terapia física para mantenerse flexible y en forma a cualquier edad y un modo natural y saludable para lograr la paz interior y el deseado equilibrio cuerpo-mente. Como nos comenta Rachel Rose, experta en Mind & Body de SHA Wellness Clinic, “en Occidente, la mayoría de las personas empieza a practicar yoga para reducir dolores o como método de relajación para combatir el estrés y mejorar el sueño. A partir de ahí, y poco a poco, van descubriendo que el yoga es mucho más que adoptar posturas concretas y respirar de una forma determinada”.
El yoga proporciona una gran cantidad de beneficios al cuerpo, a la mente y al espíritu. Rachel nos explica que “en lo físico, además de reducir los dolores corporales, ayuda a flexibilizar las articulaciones, a estirar los músculos y a desarrollar una musculatura equilibrada. Esto último es muy importante porque en muchas actividades deportivas se trabaja más un lado que el otro, como por ejemplo el tenis, lo que provoca un desequilibrio muscular. Sin embargo, el yoga tiene esa parte de simetría que desarrolla un cuerpo muy equilibrado porque se trabajan todos los músculos, incluso los más pequeños. Y esto tiene un beneficio antiaging muy interesante, ya que nos permite estar flexibles y equilibrados a cualquier edad. El yoga también mejora la propiocepción, que es la capacidad de sentir la posición exacta de todas las partes del cuerpo en cada momento, algo muy útil para evitar caídas que, a determinadas edades, pueden tener consecuencias nefastas”.
La mejoría física comienza a notarse desde la primera sesión, pero, con la práctica continuada, notarás otros muchos beneficios mentales y espirituales. Rachel nos cuenta los más destacados: “La respiración, denominada pranayama, es el puente que une la mente con el cuerpo. El yoga sincroniza la respiración con el movimiento, lo que lleva a una práctica meditativa que permite centrar la atención en lo que se está haciendo. Es decir, ser consciente del aquí y del ahora. Además, la meditación y la respiración cambian la electroquímica del cerebro, calman las ondas cerebrales, mejoran la concentración y nos ayudan a focalizarnos en el momento actual, lo que enriquece la experiencia vital. No es lo mismo pasear por un parque precioso mientras estás pensando en tus problemas o en lo que tienes que hacer al día siguiente que si estás centrado en el momento y disfrutando de la naturaleza. Y cuando unimos cuerpo y mente, es más fácil entender cuál es nuestro camino, por qué estamos aquí y con qué propósito. El yoga nos da cierta claridad en estos temas porque, en muchas ocasiones, da la sensación de que la vida está privada de sentido. En sánscrito se llama saddharma, el camino verdadero, y nos ayuda a encontrar nuestro propósito”.
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