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SHA Magazine Salud y belleza
La angustia, la incertidumbre, el miedo, la frustración o la ansiedad forman parte de la vida e intentar reprimirlas es un grave error y una alternativa muy poco saludable a corto y medio plazo. Y es que, cuando nos enfrentamos a este tipo de emociones negativas tendemos a buscarles un sentido determinado, un porqué. Pero, como nos cuenta Cinthya Molina, psicóloga de SHA Wellness Clinic, “lo cierto es que la realidad es neutra. Es decir, no tiene un significado en sí misma ni está cargada de emociones. De cada uno de nosotros depende cómo la interpretamos y cómo gestionamos estas vivencias desagradables para que no se conviertan en un obstáculo en nuestro camino. Por eso, es esencial aprender a aceptar y manejar estas situaciones, en vez de invertir nuestro tiempo y energía en combatirlas”.
Esa sensación de verse superado por la realidad y de no tener el control de tu propia vida es una de las causas principales del estrés emocional que, si se prolonga en el tiempo, puede desencadenar un círculo vicioso con un impacto muy negativo en el estado general de salud y bienestar. Como nos recuerda Cinthya, “existe una relación bidireccional entre los planos emocional y físico, de ahí que el estrés crónico pueda derivar en problemas cardiovasculares y digestivos, dolores musculares, migrañas, falta de concentración, memoria o deseo sexual, pérdida de rendimiento tanto intelectual como físico o un sueño escaso e intermitente”.
El estrés es una respuesta natural, innata y necesaria ante un estímulo concreto y nos ayuda a superar los momentos difíciles porque pone el organismo en estado de alerta. Cuando los seres humanos todavía vivíamos en cuevas, era el mecanismo de escape que nos permitía huir de cualquier amenaza. Y, aunque en la actualidad ya no tenemos que defendernos del ataque de un mamut, es el estrés el que nos ayuda a alcanzar nuestros objetivos y metas y a superar los retos y desafíos de la vida. El problema se produce cuando no somos capaces de gestionarlo correctamente, deja de ser algo puntual y se cronifica. Eso sí, este proceso no es inmediato, sino que se desarrolla de forma gradual. Cinthya nos explica las tres fases de la cronificación del estrés para que podamos detectarlas, diseñar una estrategia y actuar cuanto antes.
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