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Puede que lo hayas escuchado pero que no sepas exactamente qué es el Glaucoma. Pues bien, el glaucoma es una enfermedad del ojo que le roba la visión de manera gradual. Por lo general no presenta síntomas y puede resultar en la pérdida de la visión de manera repentina.
Sin el tratamiento apropiado, el glaucoma puede llevar a la ceguera. La buena noticia es que con exámenes oftalmológicos periódicos, la detección temprana y el tratamiento puede preservarse la vista.
La parte anterior del ojo está llena de un líquido transparente llamado fluido intraocular o humor acuoso que es fabricado por el cuerpo ciliar. Éste sale del ojo por medio de la pupila para luego ser absorbido hacia el torrente sanguíneo por medio del sistema de drenaje del ojo (formado por una malla de canales de drenaje que está alrededor del borde externo del iris). Si el drenaje es adecuado, la presión del ojo se mantiene a un nivel normal. La producción, el flujo y el drenaje de este fluido es un proceso activo y necesario para la salud del ojo.
La presión interna del ojo (presión intraocular o PIO) depende de la cantidad de fluido que se encuentre dentro del mismo. Si el sistema de drenaje del ojo funciona correctamente, el fluido saldrá libremente sin acumularse. Así mismo, la producción de humor acuoso en cantidades adecuadas mantiene la salud del ojo. Su PIO puede variar a lo largo del día, pero por lo general se mantiene dentro de un rango que puede manejar el órgano.
En la mayoría de los tipos de glaucoma, el sistema de drenaje del ojo se tapa y el fluido intraocular no puede drenar. Al acumularse, causa un aumento de presión en el interior del ojo que daña al nervio óptico que es muy sensible, llevando a la pérdida de la visión.
Hay millones de fibras nerviosas que van desde su retina al nervio óptico, las cuales se juntan en el disco óptico. Conforme aumenta la presión del fluido dentro del ojo, daña estas fibras nerviosas que son muy sensibles y empiezan a morir. Al ocurrir esto, el disco óptico comienza a hacerse hueco rechazando las fibras del nervio óptico, el cual adoptará la forma de copa o curva. Si la presión se mantiene muy alta por demasiado tiempo se puede dañar el nervio óptico, resultando en pérdida de la visión.
Una vez se pensó que la presión intraocular elevada era la causa principal del daño del nervio óptico. Aunque constituye claramente un factor de riesgo, ahora sabemos que deben intervenir otros factores, ya que las personas con presión intraocular “normal” también pueden sufrir de pérdida de visión por glaucoma.
En la forma más común del glaucoma, la acumulación de la presión del fluido ocurre lentamente.
Con frecuencia, no hay síntomas molestos o dolorosos. En las variedades menos frecuentes de glaucoma los síntomas pueden ser más severos, e incluye los siguientes: Visión borrosa, dolor de ojos y de cabeza, náuseas y vómito. A veces aparecen halos color arco iris alrededor de las luces brillantes. Excepcionalmente el glaucoma cursa con pérdida repentina de la visión.
Todas las personas deben hacerse exámenes integrales para prevenir el glaucoma alrededor de los 40 años, posteriormente cada dos o cuatro años. Actualmente existen múltiples estudios genéticos que pueden informar de una mayor predisposición a padecer glaucoma.
La pérdida de visión causada por el glaucoma es irreversible, pero si se detecta a tiempo y se sigue un tratamiento con cuidado y constancia, se puede conservar la visión. Por lo general, el glaucoma se puede controlar con medicamentos o cirugía.
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