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SHA Magazine Salud y belleza
Los biomarcadores son la herramienta esencial para conocer el estado de salud real de cada huésped y permiten a los expertos personalizar el tratamiento
La variabilidad de la frecuencia cardíaca, los niveles de azúcar o colesterol en sangre, la longitud de los telómeros, la saturación de oxígeno, la grasa visceral o la ratio cintura-cadera son solo algunos ejemplos de indicadores de salud. Como nos cuenta Vicente Mera, responsable del área de Envejecimiento Saludable de SHA Wellness Clinic, “los indicadores de salud, también llamados biomarcadores, son parámetros que nos permiten hacer una evaluación completa y pormenorizada del estado de salud y, a partir de la información recabada, desarrollar una estrategia personalizada y adaptada a las necesidades reales de cada huésped”.
Existen tres tipos principales de indicadores de salud: clínicos, analíticos y genéticos. Como detalla Vicente, “los biomarcadores clínicos son aquellos que se obtienen con la exploración física de un médico. En SHA disponemos de un circuito de diagnóstico preventivo avanzado, un concepto pionero que combina las tecnologías más punteras y que, en poco más de media hora y a través de una batería de pruebas no invasivas, aporta una información valiosísima sobre el estado de salud actual de cada huésped. En el circuito medimos los parámetros clásicos, como son la tensión arterial, el peso, la estatura o la temperatura corporal, pero también otros muy novedosos, como pueden ser la capacidad cognitiva, el nivel de estrés o el envejecimiento cutáneo”.
En cambio, para obtener los indicadores de salud analíticos es necesario realizar una toma o una extracción de muestras biológicas, como sangre, orina, materia fecal o cabello. “Uno de los más importantes es el hemograma, que nos permite saber tanto la cantidad como la proporción de glóbulos rojos y blancos, plaquetas y hemoglobina. Además, con el análisis de sangre también podemos conocer otros parámetros básicos, como son los niveles de colesterol o azúcar y la bilirrubina. Otros biomarcadores muy útiles son la proteína C reactiva, que mide los procesos inflamatorios, y la HbA1c, que mide el nivel de glucosa de los tres últimos meses”, afirma el experto.
Por último, en SHA también estudiamos los biomarcadores genéticos realizando una evaluación telomérica. El doctor Mera nos explica en qué consiste: “los telómeros son los extremos de los cromosomas y son un indicador muy fiable para conocer el grado de envejecimiento. Su longitud depende un tercio de la herencia genética y dos tercios del estilo de vida, por lo que en nuestra mano está cambiar de hábitos para regular la expresión de los genes. Otro indicador muy relevante es la metilación, que es un mecanismo epigenético que nos da información sobre los sucesos que nos han ocurrido en la salud. Por ejemplo, cuando una persona sufre una enfermedad o una infección, en sus genes se graban las acciones que el organismo ha puesto en marcha para defenderse. De esta manera, la próxima vez que esa persona vuelva a pasar por la misma enfermedad, el ADN ya sabe cómo reaccionar y lo que tiene que hacer. Es el conocido como fenómeno on-off y se refiere a que los genes se activan o se bloquean en función de la experiencia vital de cada uno y de las necesidades del organismo ante una situación determinada”.
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