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SHA Magazine Nutrición saludable
Lejos de ser algo accesorio, los suplementos se han convertido en parte fundamental de nuestra salud. Los déficits de alimentación y los efectos del envejecimiento necesitan una compensación y cada vez son más los estudios que avalan su poder regenerador y extienden sus beneficios. La pregunta es: ¿cuáles y cuándo son aconsejables?
“El cuándo depende obviamente del estilo de vida de cada persona, pero lo más habitual es tomar suplementos para mejorar aspectos como el colesterol y el azúcar elevado, suplementos para mejorar la inmunidad, el estado de ánimo, sueño, caída de cabello, arrugas en la piel o flacidez…”, explica la Dra. Gloria Sabater, experta en Medicina Preventiva de SHA Wellness Clinic.
La prescripción de la suplementación dependerá básicamente de un estudio observacional profundo de los marcadores del paciente que revelen las carencias que presenta el individuo y de los objetivos que se planteen.
Estos serían algunos de los más recomendados por SHA Wellness Clinic:
Resveratrol: sus múltiples beneficios para la salud relatados en numerosos estudios científicos se suelen relacionar con su capacidad para activar unas proteínas denominadas sirtuinas y está considerado como uno de los elementos más eficaces en el desarrollo de tratamientos antienvejecimiento.
TA65: según avanza la Dra. Gloria Sabater, “actúa sobre nuestro reloj biológico, los telómeros”. En un estudio publicado en la revista Rejuvenation Research se concluyó que este suplemento aumenta la longitud de los telómeros debido a que propicia un aumento de la actividad de la telomerasa.
Inmun’Age: mejora la inmunidad y reduce la oxidación. Es un preparado a base de papaya fermentada de más de nueve meses de fermentación que procede de Japón y ha sido estudiado por científicos de renombre como el profesor Luc Montagnier, premio Nobel de Medicina, quien trabajó con él en pacientes positivos VIH. “Tanto el como otros científicos en diversas publicaciones han destacado la capacidad de este producto para mejorar la inmunidad y contrarrestar los radicales libres”, explica la Dra. Gloria Sabater.
Vitamina A: las personas que presentan carencias de esta vitamina son propensas a un mayor riesgo, alta gravedad y a respuestas inmunes deterioradas a las infecciones virales.
Vitamina C: la suplementación regular de esta vitamina tiene un efecto modesto pero constante en la disminución de la duración de los síntomas del resfriado común, así como contribuye a disminuir el riesgo de contraerlo.
Vitamina D: ha sido enormemente estudiada y existen varios metaanálisis y revisiones sistemáticas que han respaldado su papel protector de las infecciones agudas del tracto respiratorio frente a virus y patógenos con su suplementación. Sería efectiva si comenzara antes del inicio de la infección. “Los mecanismos relacionados comprenden la estimulación de defensinas y catelicidinas que pueden disminuir la replicación de los virus y aumentar los niveles de citocinas antiinflamatorias, así como la disminución de las concentraciones de citocinas proinflamatorias que inducen neumonía relacionada con la inflamación”, detalla la experta de SHA Wellness Clinic.
Selenio: como parte integral de varias selenoproteínas, incluidas las glutatión peroxidasas y las reductasas de tiorredoxina, tiene un papel crítico en la defensa contra la infección viral a través de su antioxidante, señalización redox y contribuciones homeostáticas redox. “La deficiencia de selenio se asocia con una mayor patogenicidad de varias infecciones por virus. En el estado de deficiencia, la suplementación de selenio es útil para la prevención y el tratamiento de infecciones virales”, sostiene la Dra. Gloria Sabater.
Zinc: es un micronutriente esencial con las contribuciones cruciales para la mayoría de las funciones enzimáticas. Un estudio de la Universidad de Oregón concluyó que “el zinc participa en la apoptosis, la muerte celular coordinada genéticamente, un proceso de regulación celular fundamental con consecuencias en el desarrollo y el crecimiento, como también en una serie de enfermedades crónicas”. Según sostiene la Dra. Gloria Sabater, “es esencial para la función normal y el desarrollo de las células que regulan la inmunidad inespecífica, incluidas las células asesinas naturales y los neutrófilos”.
La deficiencia de zinc deteriora la inmunidad antiviral, particularmente contra el herpes simple, el resfriado común, el virus del herpes simple, la hepatitis C y el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Además, tiene efectos beneficiosos sobre la reducción de los síntomas y la duración de la infección por resfriado común.
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