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¿Te has convertido en el grinch de la oficina? ¿Te has vuelto demasiado crítico con todo, o demasiado cínico? ¿Ya no tienes ninguna motivación para ir al despacho y llegas casi arrastrándote hasta tu mesa? ¿Tienes muchas discusiones con tu equipo? ¿Te resulta imposible concentrarte o terminar una tarea? ¿Ya no tienes expectativas en el trabajo? ¿No duermes bien? ¿Consumes alcohol o alguna sustancia adictiva? ¿Te duele la cabeza o el estómago? ¿Estás todo el día quejándote? ¿Ni tu mismo te soportas ya?
La respuesta afirmativa a varias de estas preguntas marca un estado de ánimo muy concreto de hastío y desilusión, casi siempre alrededor de la vida profesional o laboral. Estas preguntas y otras parecidas están diseñadas para detectar una especie de fatiga mental específica del trabajo y los entornos profesionales, unas circunstancias que cuando no se atajan a tiempo pueden desencadenar un síndrome más largo y con una sintomatología más compleja llamado síndrome del burn out.
El agotamiento laboral causado por el trabajo puede ser el resultado de varios factores. Uno de ellos es la falta de control, la imposibilidad de influir en las decisiones que afectan a tu vida laboral o la falta de los recursos para poder cumplir con los objetivos que se esperan de ti.
Las expectativas laborales poco claras también pueden ser una causa de agotamiento mental. Cuando no tienes claro el grado de autoridad que tienes o lo que se espera de ti es probable que no te sientas valorado. Las dinámicas que suelen crearse en las oficinas y las empresas a veces no son sanas, puede haber deslealtades, traiciones, exceso de autoritarismo o indiferencia y ausencia de cooperación. Si el trabajo es monótono, no se ven resultados estimulantes, no te interesa o no te identificas con lo que haces también puedes acabar agotado y estresado. Por último, el desequilibrio entre la vida personal y la profesional es la guinda al pastel. Con estos ingredientes tienes en tus manos una bomba de tiempo que en cualquier momento te puede explotar en la cara.
Antes de llegar a este punto hay varios factores de riesgo que avisan de que algo no va bien. Por ejemplo, cuando la carga de trabajo es muy elevada y se trabajan muchas horas, o cuando trabajas en una profesión de cuidado como la atención sanitaria, o cuando a pesar de tus esfuerzos no consigues tener una vida personal satisfactoria, o si empiezas a sentir que no tienes ningún control sobre el resultado de tu trabajo.
El agotamiento laboral es tan serio que puede enfermarte en poco tiempo. Al principio puedes estar cansado o empezar a tener insomnio, para relajarte puedes empezar a consumir alcohol u otras sustancias. Este estilo de vida desencadena cierto riesgo cardiovascular, hipertensión arterial o vulnerabilidad a desarrollar diabetes tipo 2.
Antes de llegar aquí vale la pena que evalúes tus opciones para buscar un trabajo más gratificante y estimulante y, entretanto, buscar apoyos entre tus colegas del trabajo. Establecer metas claras de lo que puedes conseguir y no plantearte objetivos poco realistas puede ser un primer paso para la recuperación. Es interesante empezar a explorar actividades relajantes, hobbies, pasiones, nuevos intereses que eviten que te obsesiones con el trabajo. Algunas prácticas como el yoga, la meditación y el tai chi son una buena puerta de entrada para empezar a combatir el estrés.
Practicar alguna actividad física, incluso pasear puede ayudarte a desconectar. El doctor Bruno Ribeiro, experto de Desarrollo Cognitivo en SHA Wellness Clinic explica que, pasear de forma consciente “estando aquí y ahora”, es un acto meditativo. “Para conseguirlo hay que abstraerse de pensamientos del pasado y del futuro y concentrarse en el presente. Es muy difícil, pero si se consigue, el paseo tendría todos los beneficios de una meditación. A veces, las personas con dificultades para hacer una meditación clásica pueden conseguirlo durante un paseo”.
Mantén la mente abierta y no ignores el agotamiento mental porque, aunque no quieras verlo, tarde o temprano el cuerpo empezará a protestar y a pasar factura. Todas las señales son útiles. Es cuestión de estar atento y hacer algo al respecto.
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