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El verano es la estación estrella. Solo dura tres meses, pero ponemos en él todo el peso de nuestras expectativas. No solo esperamos tener más sexo, sino que también buscamos leer los libros que no hemos abierto durante el resto del año, queremos visitar muchos museos, conocer gente nueva. A la espera de que nuestra vida cambie por la magia del solsticio de junio.
Sobre todo –estamos seguros– tendremos más sexo. Mucho más. No hay horarios, las costumbres se relajan. ¿Qué puede salir mal?
Cinthya Molina, psicóloga clínica de SHA, ni confirma ni desmiente. Dice que todo depende de las rutinas y de la vida que lleve cada quien. “En verano, todo el mundo está contento, la gente sale más, está desinhibida. Así que, si estás soltero, seguramente te lo vas a pasar muy bien, pues hay más interacciones sociales y eso conlleva a más relaciones íntimo-sexuales”, indica.
Durante las vacaciones, suele haber una mayor disposición a los encuentros sexuales porque hay más tiempo libre y se rompen las rutinas, las cuales son un factor frecuente de consulta ante la falta de sexo, debido a la disminución de momentos de romanticismo y deseo. Al bajar el estrés, las obligaciones, y al haber más tiempo libre, suben los niveles de dopamina, serotonina, oxitocina y endorfinas, lo que favorece el aumento de la libido y el placer.
Sin embargo, si la pareja ya está en crisis y no tiene un buen vínculo, todo puede saltar por los aires en verano. “Hay parejas que tienen una vida estresante y están juntas por los hijos o por la economía familiar; cuando llega el verano, tienen que pasar más tiempo juntas, y todo hace chispas porque tienes a tu lado a un desconocido al que además no soportas. Es un equipo que funciona exclusivamente por el family business”, explica Cinthya. En estos casos, el verano no solo no traerá más sexo, sino que incluso puede desencadenar una separación.
“Por el contrario, las parejas con buen vínculo, que tienen vidas agitadas y no tienen tiempo para conectar, florecen en verano. Todo resurge, y terminan las vacaciones preguntándose: ‘Bueno, ¿y por qué no hacemos esto más seguido?’”, expone la psicóloga de SHA.
Sin embargo, hay otras circunstancias que pueden conspirar contra la vida sexual de la pareja durante el verano. Por ejemplo, si se viaja a sitios muy lejanos, se hacen planes agotadores o, sencillamente, se duerme en lugares con poca privacidad.
A veces, el verano es el momento en que nos damos cuenta de que el sexo con nuestra pareja ha dejado de interesarnos. Si, en lugar de buscar espacios de intimidad, los evitamos, seguramente es una señal de que algo no va bien. Es uno de los motivos que explican por qué se disparan las rupturas tras el verano.
Y si realmente nos apetece activar más la sexualidad en vacaciones, no deberíamos dejarlo al azar, sino preparar unas vacaciones más alineadas con ese objetivo. Algunos psicólogos recomiendan incluso calendarizar las citas sexuales. El verano por sí mismo no suele arreglar los problemas de pareja.
El exceso de expectativas que ponemos en el verano también puede llevarnos a la frustración. “Las expectativas tienen una base comparativa. Es decir, si quieres tener el verano de Chiara Ferragni, te vas a frustrar. O si tienes la expectativa de tener un viaje romántico y emocionarte viendo el atardecer con tu marido, con quien llevas casada 30 años, pues seguramente también te vas a frustrar”, dice Cinthya, quien cree que las redes sociales promueven imágenes y expectativas poco realistas.
“Dicen que el secreto de la felicidad es tener bajas expectativas y poca memoria”, reflexiona la psicóloga de SHA.
Las expectativas sobre el sexo que uno quiere tener también se basan en comparaciones que a veces no se ajustan a la realidad. “Si quieres tener el sexo que dice tu amiga que tiene –una diosa multiorgásmica, que hace squirt–… pues eso es todo mentira”, explica Cinthya, quien cuenta que las mujeres consultan frecuentemente porque no tienen orgasmos vaginales con la penetración. “Ah, como el 90% de las mujeres del mundo”, les digo, y me responden: ‘Ah, pero mis amigas todas los tienen’, y yo les digo: ‘Señora, sus amigas todas mienten’”, relata Cinthya.
El verano es una estación mágica, pero no lo suficiente como para arreglar lo que no ha funcionado el resto del año. Lo importante es fomentar los lazos de pareja, las relaciones y la comunicación en cualquier temporada. El verano puede ser una oportunidad más para reconectar, disfrutar y experimentar, siempre que las expectativas sean realistas y el foco esté en fortalecer vínculos, más allá de lo que puedan dictar las estaciones o las redes sociales.
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