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Terapia EMDR: de la ansiedad a la serenidad

SHA Wellness Clinic
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2 de mayo de 2024

La estimulación bilateral de los hemisferios del cerebro empleando los dedos de las dos manos para golpear rítmicamente es lo que se conoce como tapping. En internet es muy popular para tratar la ansiedad y los ataques de pánico. Pero detrás hay una técnica en pleno desarrollo –la terapia EMDR- que consigue reprocesar grandes traumas hasta dejarlos sin peso suficiente para afectar la vida presente.

Las siglas en inglés EMDR responden al nombre Terapia de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares, y es un método de psicoterapia efectivo y ampliamente investigado. Ha demostrado ayudar a las personas a recuperarse de un trauma y otras experiencias vitales angustiosas asociadas a problemas de salud mental como el estrés postraumático, la ansiedad, la depresión y muchas otras patologías.

Aunque su nombre solo refiere a movimientos oculares, en esta terapia se emplean tres técnicas diferentes de estimulación bilateral, y se aplican según las necesidades individuales del paciente:

  1. Movimientos oculares sacádicos horizontales, donde el paciente sigue los dedos del terapeuta con la mirada
  2. Estimulación auditiva bilateral, que utiliza tonos o música bilateralizada
  3. Tapping, donde el terapeuta golpea suavemente las rodillas del paciente y las manos alternadamente

Desde 2013 la OMS considera que es una terapia de elección para abordar el trauma y el estrés postraumático. La Base de Datos Cochrane de Revisiones Sistemáticas indica que es muy efectiva en patologías postraumáticas. Además, la Sociedad Internacional de Estudios de Estrés Traumático (ISTSS) recoge el EMDR como uno de los tratamientos de elección para tratar el estrés que se produce como consecuencia de un trauma. Diversas guías clínicas y organismos internacionales también recomiendan esta terapia.

A diferencia de otras psicoterapias, la EMDR no requiere que el paciente hable en detalle sobre el problema que le afecta. La asociación EMDR España explica que, por ejemplo, en las terapias clásicas de exposición se busca que la persona esté en contacto con las emociones que le genera el recuerdo, hasta que se produce progresivamente un proceso de habituación, que consigue reducir el malestar. Sin embargo, durante una terapia EMDR, la persona contactará muy brevemente con el recuerdo, para dejar paso a un proceso asociativo con otros recuerdos, sensaciones o pensamientos. Esto también produce una disminución del malestar (desensibilización), pero además pone en marcha múltiples asociaciones (reprocesamiento).

Ambas terapias son efectivas, pero operan a través de mecanismos diferentes. En las terapias de tipo cognitivo, se trabaja sobre las creencias del paciente acerca del suceso para que cambie a una perspectiva más sana. En EMDR, aunque se recogen las creencias del sujeto, no se hace un trabajo específico sobre ellas, sino que éstas cambian a consecuencia del procesamiento del recuerdo”, explican desde la asociación EMDR España.

Cynthia Molina, psicóloga clínica de SHA Wellness Clinic España, asegura que mucha gente llega a su consulta buscando el EMDR. “Llegan personas que dicen: ‘tengo el síndrome del impostor’. Normalmente suelen decir que ellos no creen que sean demasiado buenos en lo suyo, que sienten que no valen, que no son suficientes. Cuando le haces preguntas sobre cuándo fue la primera vez que sintieron que no valían, es muy frecuente que se remonten a la infancia. El EMDR te lleva otra vez a ese evento traumático, se identifica la sensación corporal y la emoción que provocó aquel momento, y cambia aquella creencia negativa por una positiva. Cuando se completa el protocolo que tiene 8 fases y se consigue desensibilizar ese evento de la infancia, el paciente se habitúa a verlo y lo reconceptualiza, entonces el evento traumático pierde peso y deja de impactar en el presente”, explica Cinthya Molina, y añade que en el presente se trabajan las situaciones que exacerban esa idea de “yo no valgo” y se impacta en el futuro, y todo se hace con estimulación bilateral, que puede ser con tapping o movimientos oculares. “Lo que tiene actualmente más evidencia científica son los movimientos oculares”, explica la experta.

La terapia EMDR es un complemento perfecto para el abordaje cognitivo conductual de un problema que suele hacerse desde la habituación. Por ejemplo, si tienes miedo a los perros la terapia intentará que te expongas poco a poco a ese miedo. Lo que hace la EMDR es que te expone al primer evento y al más importante que te ha generado esa fobia. El protocolo EMDR te llevará a esa primera experiencia, a la peor de ellas, y a la más reciente, y va a trabajar con el pasado, el presente y el futuro.

Con el EMDR el paciente no solo se habitúa al estímulo que le genera un problema, sino que además reprocesa toda la información alrededor de esa fobia que probablemente se haya integrado de forma inconexa y evita que el evento lo retraumatice.

La terapia EMDR integra el recuerdo, la imagen, la creencia, la emoción y la sensación corporal, y lo reprocesa con una creencia positiva. De esta forma desensibiliza, disminuye el malestar y crea nuevas y variadas asociaciones”, explica Cinthya Molina que puntualiza que en Psicología Clínica la evidencia más sólida para tratar el trauma y las experiencias postraumáticas corresponde a la combinación de Terapia Cognitivo Conductual y EMDR. También ha demostrado eficacia en ansiedad y depresión.

Para el trabajo con EMDR es importante tratar la memoria específica que está bloqueada, pero también las conexiones entre la experiencia traumática y otras situaciones previas, que pueden tener asociadas los mismos pensamientos o sensaciones. Un terapeuta EMDR trabajará con el paciente en comprender las raíces del trauma, y en elaborar un plan de trabajo global para minimizar su influencia en el presente.

La idea central del modelo EMDR es que el sistema nervioso tiene mecanismos para procesar e integrar todo lo que nos sucede, incluyendo las experiencias difíciles o estresantes. En ocasiones, cuando estas experiencias son más intensas o complejas para la persona, el sistema se bloquea y el recuerdo permanece almacenado sin elaborar, con las mismas percepciones, pensamientos, emociones y sensaciones. Estos recuerdos no procesados no son fuente de aprendizaje, sino que pueden dar lugar a problemas y síntomas en el presente, cuando algo de lo que ocurre se conecta con esas experiencias. La terapia EMDR ha definido procedimientos para acceder y desbloquear esos recuerdos, y dejar así que el sistema nervioso pueda finalmente integrarlos. Dentro de estos procedimientos, uno de los elementos que se emplea es el movimiento ocular u otras formas de estimulación bilateral del cerebro (táctil, auditiva). Aunque los movimientos oculares han dado nombre a la terapia, es importante tener en cuenta que este elemento por sí mismo no constituye un abordaje terapéutico, y su uso aislado no es recomendable”, explican desde la Asociación EMDR España.

 

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