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SHA Magazine Nutrición saludable
Gwyneth Paltrow, Jennifer Aniston, Kirsten Dunst, Victoria Beckham o Jared Leto son solo algunos de los rostros conocidos que han declarado seguir una dieta alcalina. Como nos cuenta Joana André, consultora de Nutrición y Salud de SHA Wellness Clinic, “el principio asociado a este patrón dietético considera que los alimentos tienen un impacto en el pH del cuerpo. Así, los alcalinos (pH superior a 7) ayudarían a reducir la acidez del organismo, mientras que los más ácidos (pH inferior a 7) contribuirían a aumentarla, creando un entorno más propicio para el desarrollo de diferentes enfermedades”.
Aunque la dieta alcalina tiende a ser saludable, ya que excluye un grupo de alimentos con un alto potencial inflamatorio y fomenta una mayor ingesta de alimentos de origen vegetal, Joana aclara que “sus beneficios no provienen de su impacto en el pH de la sangre. Según el American Institute of Cancer Research, la elección de alimentos solo afecta al pH de la orina y no al de la sangre. El organismo tiene sus propios mecanismos de autorregulación y realiza diversas funciones para mantener su homeostasis, garantizando así que tanto el pH sanguíneo como el de los tejidos y las células no fluctúe de forma significativa para que sea compatible con la vida (entre 7,35 y 7,45). En cambio, el pH de la orina sí parece variar considerablemente según la elección de alimentos y puede oscilar entre 4,6 y 8. Además, la acidificación o la alcalinización de la orina es uno de los mecanismos que el organismo utiliza para mantener el pH dentro del rango deseado”.
Los alimentos considerados alcalinos incluyen principalmente fuentes vegetales, como las verduras sin almidón (remolacha, acelgas, espinacas, col rizada), las frutas (albaricoques, higos, dátiles), las judías, la soja y sus derivados. Entre los ácidos, se encuentran la carne, el pescado, el marisco, los huevos (especialmente la yema), el café, los productos lácteos (sobre todo el queso), los cereales, como la pasta, el arroz o el pan, y los alimentos grasos, como el beicon, el alcohol o los cacahuetes. Por último, los neutros incluyen algunas grasas, como la margarina o los aceites de oliva o girasol.
Pero la elección de alimentos no es el único factor que debemos tener en cuenta porque, como explica Joana, “el pH del medio de cultivo también es muy importante y debe estar entre 6 y 7 para que no afecte a la biodisponibilidad de los nutrientes. Los suelos más ácidos (con un pH inferior a 6) parecen contener menos calcio y magnesio, mientras que los que presentan un pH superior a 7 pueden dar lugar a una menor biodisponibilidad de hierro, manganeso, cobre y zinc”.
En definitiva, aunque la dieta alcalina puede proporcionar algunos beneficios para el organismo, en SHA sabemos que la mejor manera para alcanzar un estado óptimo de salud y bienestar es seguir unos hábitos de alimentación saludables, equilibrados y mantenidos en el tiempo en lugar de una dieta determinada.
Si quieres saber más sobre la alcalinidad de los alimentos, Pincha aquí
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