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SHA Magazine Bienestar y descanso
Decía Daniel Kanheman, Premio Nobel de Economía en 2002 -junto a Vernon L. Smith por sus teorías de la economía del comportamiento- que el cerebro era una máquina ahorradora de energía. Por ese motivo le gustaban los automatismos y tirar de experiencia e intuición.
“La principal ventaja para el cerebro al poner en marcha procesos automatizados y de forma inconsciente es el ahorro energético”, explica Joaquín Juliá, psicólogo de SHA. “Un ejemplo sería conducir un coche. Al principio se necesitan repetir una serie de acciones conscientes hasta que se automatiza. Esto conlleva también rapidez y una mayor facilidad en la ejecución de la tarea. Así nos podemos centrar en otras funciones vitales como puede ser la atención al tráfico y a la circulación, a la memoria de las calles y a la orientación”, explica el experto.
Vivir en piloto automático es un estado constante de supervivencia que se activa de forma inconsciente para realizar las actividades rutinarias de forma automática.
La mente tiene una capacidad conocida como memoria procedimental, una habilidad que permite recordar acciones por medio de la repetición, lo que ayuda a que los sistemas puedan ejecutarlas de forma automática. Cuando la memoria procedimental se activa puedes responder a una conversación, manejar tu coche, andar en bici, caminar o ponerte los zapatos sin prestar apenas, pues son acciones que realizas sin necesidad de poner atención.
Pero poner el piloto automático también supone algunos riesgos. “Cuando se repite una conducta hasta su automatización el cerebro entra en modo ‘ahorro de energía’ y esto se puede traducir en una sensación de excesiva relajación o bajada de la guardia. Siguiendo con el ejemplo de la conducción, el riesgo sería pasar de la automatización a una conducción menos consciente y controlada”, explica Juliá.
La vida inconsciente ahorra energía, pero en palabras del experto de SHA, “equivale a vivir dormido”.
“Es como un estado de trance hipnótico. En ese nivel de conciencia no estamos suficientemente alerta como para reflexionar en la salud cerebral y sus necesidades. Por ejemplo, desconoceríamos la necesidad de estimulación cognitiva o podríamos minimizar dicho impacto en nuestra salud. Para que un estímulo sea percibido, categorizado y procesado en un recuerdo, se necesita cierta activación emocional”, precisa.
La emoción es lo que activa nuestra memoria, el “pegamento” que fija el recuerdo a largo plazo. “A mayor nivel de emocionalidad, mayor probabilidad de fijación. Las emociones en un estado inconsciente suelen ser superficiales, improductivas, basadas exclusivamente en la supervivencia o no tomadas en cuenta con suficiente seriedad según el contexto. En algunos casos, lo que podría ser útil o importante, es rechazado o minimizado”, expone Juliá.
En un contexto de vida inconsciente o de una activación frecuente del piloto automático, la memoria autobiográfica, que es la que guarda el conjunto de vivencias y recuerdos (emociones, lugares visitados, relaciones, etc.) que conforman la biografía personal, sufre. Es una parte de la memoria episódica muy vinculada con nuestro pasado.
“Aunque el piloto automático es útil en ciertas situaciones, si se convierte en un estado habitual de funcionar, nos coloca en un estado de insatisfacción o queja permanente”, explica el experto de SHA, y añade que “los pensamientos están enfocados en el pasado y el futuro, pero rara vez en el presente. Quieres que cambien los demás. Es un estado de lucha y emisión de juicios permanente. Desde este prisma, los recuerdos que conservamos tienden a estar teñidos de una lente negativa, minimalista de lo positivo y, en gran medida, vivenciado desde el rol de víctima”.
El efecto piloto automático reduce la calidad y amplitud de la percepción, pues tiende a buscar y confirmar nuestras propias creencias, y reduce la riqueza y complicidad de la realidad.
En resumen, no deberíamos ir tanto tiempo con el piloto automático. Sino intentar vivir con más conciencia y prestar más atención a lo que nos rodea.
En SHA se trabaja para vivir más conscientemente, por eso se implementan estrategias holísticas y tácticas de la atención para activar con menos frecuencia el modo “piloto automático”. Nuestro psicólogo recomienda hacer pequeños descansos durante el día para que el agotamiento no provoque que el cerebro entre en modo economía de guerra y active sus automatismos.
“Es un aprendizaje consciente en el que hay que invertir ciertas dosis de voluntad y constancia. Una manera de conseguirlo es conectando con los sonidos del ambiente, con nuestro sentir más profundo, tomando distancia de los pensamientos para observarlos con perspectiva, o tomando consciencia del movimiento rítmico de la respiración. Reunirse con personas que estén en este camino de vivir más consciente puede ser también de gran ayuda”, opina Juliá.
Algunas señales de que estás en modo ‘piloto automático’:
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