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SHA Magazine Holística
En el día a día, todos vivimos sometidos a continuas presiones y exigencias. Sin embargo, no todos reaccionamos igual ante situaciones de presión o estrés. La clave es la gestión de la ansiedad. Y sí, podemos entrenar nuestra mente para hacer frente con mayor entereza a cada obstáculo que nos depare la vida. Desde una decisión trascendente a un acontecimiento traumático.
La gestión de la ansiedad no es otra cosa que la capacidad de gestionar la información que nos llega del entorno en el que vivimos para no activar la señal de peligro en nuestro organismo. Hay personas que pueden mantenerse tranquilas y activas ante circunstancias muy estresantes y otras que, por el contrario, manifiestan rápidamente señales de ansiedad. Algunas de las más comunes son irritabilidad, dificultad de concentración, contracturas, problemas de espalda, problemas digestivos y de sueño, etc.
“La capacidad para poder manejar la presión en cualquier situación depende básicamente de nuestra mente. Ésta archiva toda la información de nuestra vida y sobre todo guarda la información que para nuestro organismo ha sido perjudicial y que activará la señal de peligro si se vuelve a manifestar”, explica Purificación Piqueras, psicóloga de SHA Wellness Clinic.
La información archivada comprende aspectos tan personales como las creencias y valores familiares, la interpretación de las experiencias vividas, los métodos de aprendizaje, las influencias sociales y culturales, etc. Por descontado, es completamente diferente a cada persona.
Y es precisamente toda esta información guardada la que va a provocar el tipo de reacción que vamos a manifestar en situaciones de estrés. “Podríamos decir que el exterior hace de disparador de informaciones que la persona tiene en su interior”, destaca Purificación Piqueras.
Sufrimiento y discapacidad
Más de 260 millones en el mundo tienen trastornos de ansiedad y más de 300 millones de personas sufren depresión, según advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Son enfermedades que llevan a la discapacidad, algo que aplicado a depresión y ansiedad se asocia con problemas como interferir gravemente en la realización de las actividades diarias, el desempeño de la actividad profesional, el desarrollo de una ocupación académica o hasta el manejo de las relaciones sociales y personales. Y cabe señalar que la depresión es un trastorno que es la principal causa de discapacidad
Si todas estas cifras ya de por sí impresionan, todavía más relevante es conocer que enfermedades como depresión o ansiedad han aumentado su prevalencia alrededor de un 50% durante la última década. Este dato invita a pensar en dos cuestiones: cada vez hay más casos tratados y, al tiempo, se manifiesta que nuestro entorno (social, laboral, etc.) propone un alto nivel de exigencia para nuestro equilibrio emocional.
Más de un 15% de la población general llegará a sufrir alguna vez a lo largo de su vida algún trastorno de ansiedad y la propia OMS alerta de que en el año 2025 la depresión será la primera causa de discapacidad en el mundo.
La diferencia entre depresión y ansiedad: cuestión de emociones
La ansiedad es la activación de la señal de peligro de nuestro organismo. La emoción que predomina es el miedo y las consecuencias físicas son tensión, malestar, activación excesiva de todo el cuerpo bien para enfrentarse a lo que considera peligroso, o bien para huir.
Por su parte, el sentimiento que prevalece en la depresión es la tristeza. La persona siente desánimo e impotencia ante las situaciones y circunstancias que está viviendo. La persona tiene pensamientos negativos con respecto a si misma, a su entorno en general y al futuro. Es muy frecuente ante periodos largos de ansiedad que una persona pueda caer en una depresión cuando ya no ve solución a sus problemas y lo da todo por perdido.
“La principal diferencia entre ansiedad y depresión es la emoción que predomina. En la ansiedad, el organismo está en respuesta lucha y huida, eso quiere decir que la persona sigue luchando. Sin embargo, en la depresión predomina la tristeza y el abatimiento. La persona deja de luchar, se ha rendido”, suscribe Purificación Piqueras.
Aprender a manejar la ansiedad
Nunca hay que arrojar la toalla porque, por supuesto, se puede aprender a manejar la ansiedad. “En realidad estamos diciendo que percibimos el presente, pero a través del filtro del pasado y activando con ello la emoción de miedo. El miedo a perder algo que queremos o el miedo a no conseguir algo que deseamos”, relata la especialista de SHA Wellness Clinic.
La señal de peligro que se activa en el organismo es lo que llamamos ansiedad y por descontado que se puede entrenar. Con un fin básico: que se active solo ante un miedo real y no ante posibles amenazas que estamos creando con nuestra propia mente.
El primer paso para aprender a gestionar la ansiedad es enseñar a nuestra mente a enfocarse en el presente. Pensar en el aquí y en el ahora. Se visualiza el pasado para procesar la información, o se pone atención en el presente para estar en el aquí y el ahora.
“Es necesario focalizar la atención en el presente, en lo que se está haciendo en cada momento, y no en las circunstancias o en los resultados de los que no tenemos un absoluto control”, concreta Purificación Piqueras.
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