Suscríbete a nuestra newsletter
Reciba novedades y ventajas sobre salud y bienestar.
SHA Magazine Salud y belleza
“Me duele la espalda” no es una queja que suela relacionarse con el estrés o la salud mental. Los dolores cervicales o lumbares suelen asociarse a malas posturas, a una vida sedentaria o incluso a cargar peso de modo incorrecto.
Sin embargo, el dolor de espaldas suele estar avisando de una acumulación de tensión y estrés que puede desencadenar en un trastorno de ansiedad. El estrés causa una acumulación de tensión en la musculatura diafragmática, esto nos hace modificar nuestra postura y puede provocar dolores en la espalda.
El estrés crónico y la anticipación son característicos de la ansiedad. Ambas circunstancias afectan la liberación de cortisol, la hormona del estrés, lo que genera a su vez cefaleas, mareos, vértigo, fatiga muscular, nauseas y tensión muscular
Diversos estudios han documentado la relación entre el dolor lumbar crónico y los trastornos de ansiedad. Entre ellos, un trabajo llevado a cabo en la Universidad de Porto (Portugal) señala que es muy habitual que los pacientes con lumbalgia crónica presenten, además, trastornos depresivos y de ansiedad.
Algunas investigaciones explican esta relación a través del insomnio, pues el dolor crónico y la dificultad para encontrar una postura para dormir interfieren en el sueño de estas personas. El dolor suele despertarlos durante la noche y esta carencia de descanso mantenida en el tiempo suele ser suficiente para desencadenar cuadros de ansiedad y depresión. También se ha documentado que los trastornos psicológicos pueden cronificar la lumbalgia
¿Por qué se producen dolores musculares por ansiedad?
Cuando una persona experimenta estrés o ansiedad crónica su organismo produce continuamente citosinas, las moléculas que median y regulan la inmunidad y la inflamación. Las citocinas afectan al crecimiento de todas las células sanguíneas implicadas en la respuesta inmune e inflamatoria del cuerpo. Justamente un exceso de citosinas provoca un agarrotamiento muscular que acaba en fuertes dolores. El otro compuesto que interviene en los dolores musculares por ansiedad es la adrenalina, una sustancia que el cerebro libera en cantidades excesivas en situaciones de estrés. La liberación exagerada de adrenalina daña los vasos sanguíneos, aumenta la presión arterial y el peso corporal, produce dolores de cabeza, insomnio, y eleva el riesgo de sufrir ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y enfermedades autoinmunes.
La ansiedad por sí misma puede provocar dolores debido a que las situaciones estresantes trasladan a los hombros mucha tensión y rigidez. Las personas que sufren ansiedad tensan los músculos muchas veces sin darse cuenta, lo que supone un esfuerzo adicional para el sistema osteoarticular y los músculos.
Las personas con ansiedad están siempre tensas debido a que el organismo se prepara para reaccionar ante el ‘peligro’ inminente con una respuesta de huida o de lucha. De hecho, las personas que sufren de tensión muscular por ansiedad suelen acabar experimentando frecuentemente dolores de espalda y cuello, e incluso llegan a sentir este dolor en todo el cuerpo de forma crónica.
El dolor de espalda, y la rigidez muscular en el cuello son muy comunes en las personas que padecen ansiedad, y pueden aparecer de forma intermitente o de manera prolongada. Su intensidad puede variar de una persona a otra.
¿Qué hacer ante un dolor de espaldas que, sospechamos, es de origen ansioso?
Para aliviar estos dolores es importante pedir ayuda profesional para buscar una solución integral y a largo plazo. Los analgésicos solo van a eliminar el síntoma, pero no el origen del dolor. La psicoterapia, sobre todo las técnicas conductivas conductuales, han demostrado eficacia en los dolores crónicos producidos por ansiedad. Algunas técnicas de relajación también ayudan a calmar la tensión y la rigidez muscular causada por la ansiedad.
Los tratamientos alternativos, la medicina oriental y la práctica de yoga son herramientas poderosas para estos padecimientos porque impactan sobre la raíz del problema.
Además de buscar ayuda psicológica, algunos cambios en el estilo de vida pueden aliviar la adolorida musculatura de una persona ansiosa. Por ejemplo, la práctica regular de ejercicio físico fortalece los músculos y previene el agarrotamiento muscular, también mejora el estado de ánimo, la autoestima y la autopercepción. Dormir las suficientes horas y tener una buena rutina de sueño mejora los síntomas asociados a la ansiedad, y una alimentación equilibrada y saludable mantendrá estable la salud mental.
Reciba novedades y ventajas sobre salud y bienestar.