Suscríbete a nuestra newsletter
Reciba novedades y ventajas sobre salud y bienestar.
SHA Magazine Nutrición saludable
¿Alimentarse bien desde el cerebro? Es la conclusión general que se encuentra detrás del concepto de “emocional eating”, detectar cómo nuestro estado emocional influye en nuestra alimentación y, en consecuencia, en nuestra salud.
Es obvio que las emociones afectan a nuestros hábitos y tiene sus consecuencias. Cada individuo procesa su estado de ánimo de forma bien diferente en relación a la comida. Un mismo hecho que impacta en nuestra mente no tiene un mismo comportamiento en dos personas diferentes: mientras unos tienden a comer más para rebajar un estado de ansiedad, otros pueden comer menos.
Se trata de identificar cómo gestionamos nuestras emociones en el día a día y de qué manera afecta a nuestros hábitos alimenticios. Atacando el fondo del problema quizá encontremos una respuesta a nuestros desórdenes alimenticios, ya sea bulimia, obesidad, inapetencia, atracones, etc.
“Cuando estamos con conciencia plena en el acto de comer, realizaremos mejores digestiones y tendremos una correcta asimilación de los alimentos. También podremos quemar mejor las calorías adecuadas y todo ello repercutirá en nuestro peso. Seremos conscientes de si estamos comiendo por hambre física o por hambre emocional”, afirma la Dra. Laura Enciso, psicóloga de SHA Wellness Clinic.
La revista científica Journal of Eating Disorders publicó recientemente un interesante trabajo en el que se propuso estudiar cómo un estado de ánimo y su gestión influían en nuestros hábitos alimenticios. Los participantes respaldaron el uso de actividad física, el control de sus conductas alimentarias y la participación en estrategias alternativas de reducción del estrés y afrontamiento para mitigar los efectos indeseados de su alimentación emocional.
Asimismo, los participantes en el estudio expresaron su preocupación por las consecuencias de un estado de ánimo en su peso, imagen corporal y salud.
“Estos resultados sugieren que los programas que promueven el ejercicio, la alimentación consciente (mindful eating), la regulación de las emociones y el cuidado de la imagen corporal podrían tener un efecto positivo en quienes luchan por mantener un peso saludable”, añadieron los autores del estudio en sus conclusiones.
Los esfuerzos para regular el consumo de alimentos se suelen relacionar con la consciencia de las señales de hambre y saciedad, así como con los intentos de utilizar estrategias alternativas de afrontamiento para abordar las emociones negativas. Por lo tanto, es una alternativa muy factible procurar beneficiarse del aprendizaje de estrategias para regular la ingesta de alimentos, como pueden ser las técnicas de alimentación consciente.
“Estas técnicas pueden ayudarles a atender mejor sus señales internas de hambre y saciedad para guiarlos sobre cuándo y cuánto comer. Los programas que involucran estrategias de regulación de las emociones también serían útiles, como los que enseñan a los consumidores emocionales a utilizar mecanismos de afrontamiento más saludables, como el apoyo social y el autocuidado, cuando experimentan emociones negativas”, destacó el estudio referido.
Los resultados de todos los trabajos relacionados con el emotional eating advierten de la importancia de proponer planes integrativos, un abordaje desde un punto de vista global que involucre diferentes áreas terapéuticas.
Así, se insta a promover el ejercicio por su utilidad tanto en términos de regulación del peso como de reducción del estrés. Diferentes estudios han encontrado un efecto protector de la actividad física sobre el aumento de peso en personas con problemas alimenticios con su raíz en las emociones.
Igualmente, los programas que apuntan a que la mejora de la imagen corporal también podría redundar positivamente en un buen estado general de salud y bienestar para este grupo de personas.
La gestión de las emociones es un aspecto fundamental en la elaboración de cualquier plan de salud. A cualquier nivel, incluidos los problemas alimenticios y desórdenes como el sobrepeso.
Dentro de sus propuestas terapéuticas aparece como una de las bases la elaboración de dietas y planes de salud absolutamente personalizados. Y dentro de este abordaje, también se ofrece la posibilidad de realizar sesiones de emotional eating.
A través de un diagnóstico inicial, lo que se pretende es identificar las causas psicológicas y emocionales que generan la dificultad para mantener hábitos saludables y un peso óptimo. Por medio de técnicas específicas se enseña cómo gestionar las conductas relacionadas con la adicción o rechazo a la comida. Además, se trabajan los bloqueos inconscientes que impiden la pérdida o aumento de peso, así como el llamado autosabotaje.
Reciba novedades y ventajas sobre salud y bienestar.