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SHA Magazine Salud y belleza
Una cerveza en el aperitivo, dos copitas de vino durante la comida, un licor con el postre, un cóctel en el afterwork… El consumo de alcohol está muy extendido y normalizado por la sociedad, a pesar de estar relacionado con múltiples problemas para la salud, como trastornos mentales y del comportamiento, cirrosis hepática, algunos tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares, lesiones, muertes por violencia y accidentes de tráfico.
La Organización Mundial de la Salud alerta de que, cada año, mueren en el mundo tres millones de personas como consecuencia del consumo nocivo de alcohol, es decir, una cada 10 segundos, y que es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos. Como explica Vicente Mera, responsable de la Unidad de Medicina Genómica y Envejecimiento Saludable de SHA Wellness Clinic, “hay dos tipos de problemas con el alcohol. Por un lado, el alcoholismo crónico, que es una enfermedad eminentemente psiquiátrica que se manifiesta con una dependencia física del alcohol y con temblores, desasosiego o insomnio. Por otro, el bebedor regular, que es una patología tóxico-metabólica y que tiene más que ver con los hábitos y el estilo de vida”.
El problema es que el alcohol es una sustancia psicoactiva, legal y socialmente aceptada cuyo consumo se asocia a momentos de felicidad y celebración. La buena noticia es que cada vez más personas son conscientes de sus riesgos y deciden suprimirlo de su estilo de vida. Tendencias vacacionales como el turismo de sobriedad, movimientos sociales como el Dry January (el enero abstemio) o la proliferación de los mocktails (cócteles sin alcohol) así lo demuestran.
Melanie Waxman, especialista en Terapias Naturales y consultora de Nutrición Saludable de SHA Wellness Clinic, nos enumera algunos de los beneficios para la salud de dejar de beber alcohol:
Tu cerebro tendrá la oportunidad de funcionar a un nivel superior y te despertarás renovado, sin resacas ni recuerdos borrosos.
Tu cuerpo volverá a disfrutar de un ritmo natural y regular, incluyendo un sueño más profundo y reparador.
El organismo será capaz de trabajar, limpiarse y desintoxicarse de manera eficiente y esto se traduce en un aumento de la energía y la sensación de bienestar. El alcohol es un depresor que puede hacer que te sientas cansado, fatigado y falto de energía.
El alcohol no contiene proteínas, minerales ni vitaminas y está lleno de calorías sin valor nutricional (una copa de vino contiene 125 calorías), que provocan una mayor demanda de comida y bebida. El organismo procesa el alcohol como si fuera grasa, convirtiendo los azúcares en ácidos grasos que, a menudo, se almacenen en la cintura y el abdomen.
Te vuelves más consciente y presente y eres capaz de comprenderte mejor y conectar contigo mismo. Alcanzar la felicidad es más sencillo cuando te cuidas, te ves y te sientes bien y puedes funcionar a un nivel físico óptimo.
Al prescindir del alcohol, se reduce la ingesta de azúcar, la función hepática y el funcionamiento de los riñones mejora, disminuye el riesgo de sufrir hipertensión, mantiene el corazón saludable, favorece la salud intestinal, especialmente el reflujo ácido, la hinchazón y los gases, y el sistema inmunitario se refuerza.
El alcohol puede dañar los órganos involucrados en la digestión y provocar deficiencias nutricionales porque en su metabolismo intervienen muchas vitaminas, especialmente del grupo B, y nutrientes esenciales, como el ácido fólico o el zinc.
Dejar de beber alcohol también tiene un efecto muy positivo sobre la salud cutánea y notarás una piel más radiante, fuerte y saludable.
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