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El ejercicio físico ayuda a estimular el buen funcionamiento de los órganos en nuestro cuerpo, los cuales son piezas clave para el proceso de eliminación de toxinas por naturaleza. Entre los órganos más importantes podemos identificar tres principales:
Diariamente sudamos alrededor de un 10% de agua. Durante este proceso nuestro organismo elimina ciertas sustancias y deshechos nocivas que el organismo no necesita. Además, mejora el aspecto de la piel debido a la apertura de los poros y la expulsión de las impurezas. Estos son algunos de los muchos beneficios que produce la sudación en el día a día.
Respirar de manera consciente mientras ejercitamos el cuerpo es importante para la salud de nuestro aparato respiratorio. La acción de inspirar facilita el intercambio de oxígeno para nutrir las células de los pulmones y la de exhalar facilita el intercambio del dióxido de carbono que se produce. Respirar correctamente puede hacer que nos liberemos de muchas tensiones, limpiemos nuestros pulmones y eliminemos partículas no deseadas en nuestro organismo.
Durante el proceso de desintoxicación, debemos recordar que hay que realizar actividad física moderada pero sin generar estrés a nuestro cuerpo. Algunos ejemplos de rutinas de ejercicio pueden ser el yoga, las técnicas de pranayama o largas caminatas a través de la naturaleza.
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