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SHA Magazine Salud y belleza
El cerebro no es un músculo, pero se puede entrenar como si lo fuera. Eso sí, mientras que la musculatura corporal se desarrolla practicando ejercicio físico, si queremos alcanzar un rendimiento mental óptimo y fortalecer las conexiones neuronales es necesario enfrentarse a pequeños desafíos y retos intelectuales que nos supongan un cierto grado de dificultad, pero que seamos capaces de superar.
Como nos cuenta Bruno Ribeiro, responsable de la Unidad de Desarrollo Cognitivo y Estimulación Cerebral de SHA Wellness Clinic, “hay cientos de ejercicios mentales sencillos que todos podemos poner en práctica para mejorar nuestras capacidades cognitivas. Pero debemos realizarlos como un entretenimiento o una distracción y nunca como una obligación. Memorizar los números de teléfonos (algo que todos hacíamos antes de que existieran los smartphones) o las matrículas de coche, hacer crucigramas, sudokus u otros pasatiempos y dedicarle entre 10 y 15 minutos diarios a la lectura son actividades muy beneficiosas a nivel cognitivo. También existen decenas de aplicaciones que puedes bajarte en el móvil que proponen la resolución de problemas lógicos y analíticos y que son auténticos gimnasios cerebrales. Otro ejercicio muy recomendado para fortalecer las funciones cognitivas es escribir a mano porque potencia la coordinación ojo-mano-pensamiento y ayuda a sincronizar la velocidad de procesamiento con la capacidad motora. En definitiva, mantenerse activo mentalmente es el mejor entrenamiento cerebral porque favorece la conectividad neuronal y ayuda a prevenir el deterioro cognitivo y la aparición de enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer o el párkinson”.
Pero el cerebro es un órgano complejo y, como tal, son muchos los factores que influyen tanto en su salud como en su rendimiento. Por eso, la mejor opción para que las funciones cognitivas alcancen su máximo potencial es un enfoque integrativo que incorpore distintas áreas y disciplinas. Como nos cuenta Bruno, “la alimentación juega un papel muy importante. El cerebro está compuesto por entre un 60 y 70 % de ácidos grasos, por lo que incluir en la dieta pescados, como el salmón, la caballa, las sardinas o los boquerones; vegetales, como el aguacate y las semillas de lino, chía o soja, y frutos secos, como las nueces, es muy saludable. Además, es fundamental practicar alguna actividad física moderada de manera regular porque, al hacer ejercicio, el organismo libera determinadas proteínas que protegen la corteza cerebral. Aprender a gestionar el estrés, que es uno de los mayores enemigos de las capacidades cognitivas, y seguir una correcta higiene del sueño son también esenciales. Y es que, durante la fase de descanso reparador, el cerebro almacena la información, fija la memoria y los recuerdos y activa los procesos antiinflamatorios para eliminar los residuos celulares. Por último, las disciplinas mindfulness, como la meditación, son muy beneficiosas porque ponen el cerebro en una frecuencia alfa, lo que implica un aumento de la atención, una significativa reducción de la ansiedad y un mejor control y manejo del estrés”.
Para saber más sobre sobre la Unidad de Salud Cognitiva y Emocional de SHA, pincha aquí
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