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SHA Magazine Salud y belleza
Hace casi dos años y medio que comenzó la crisis sanitaria global y su final todavía no se vislumbra, por lo menos, a corto plazo. Las olas de contagios se suceden sin solución de continuidad (ya vamos por la séptima) y la falta de un criterio único a la hora de adoptar las medidas más adecuadas para superar la pandemia no ha hecho más que aumentar la confusión en buena parte de la población. En todo este tiempo, la sociedad se ha adaptado lo mejor que ha podido a un escenario completamente inédito para el que nadie estaba preparado. Pero son muchos meses conviviendo a diario con emociones negativas, como la ansiedad, el miedo, la incertidumbre, el estrés o la tristeza, que han ido haciendo mella en la salud mental.
Como explica Cinthya Molina, psicóloga de SHA Wellness Clinic, “la crisis se está alargando tanto que ha provocado la llamada fatiga pandémica, que es el cansancio y la desmotivación que sentimos ante una situación que se prolonga en el tiempo y que, al principio, no pensábamos que fuese a durar tanto. El aislamiento social, la pérdida de amigos y familiares, la inestabilidad laboral y económica o el enfrentarse a la propia mortalidad están teniendo un gran impacto en nuestro estado de ánimo. Adaptarse cuanto antes a la nueva realidad es fundamental para limitar las repercusiones que la pandemia está causando en la salud mental”. Para acelerar este proceso, Cinthya aconseja:
Una cosa es estar informado, algo necesario y recomendado, y otra muy distinta pasarse el día consultando las últimas noticias sobre el coronavirus. Como la Organización Mundial de la Salud ha confirmado, la crisis sanitaria ha creado una infodemia, es decir, un enorme aumento de la información relacionada con el Covid y que, en muchas ocasiones, manda mensajes contradictorios. El consumo excesivo de información aumenta la confusión, la preocupación y la desesperanza y vuelve a las personas más catastrofistas e irritables, lo que afecta directamente a la salud mental.
Intentar reprimir las emociones negativas es un error. La incertidumbre, el miedo, la rabia, la desconfianza o el propio Covid forman parte de la vida y eliminarlas es imposible. Por eso, es preferible aprender a aceptar, gestionar y manejar estas vivencias desagradables que invertir tiempo y energía en combatirlas. De esta manera, no se convertirán en un obstáculo en nuestro camino. Centrarse en aquello que sí podemos controlar, disfrutar de tiempo de ocio con tus familiares y amigos, ayudar a los demás y hacer planes a corto plazo te darán mucha paz mental.
Desde que empezó la pandemia, muchos han buscado, acertadamente, el equilibrio emocional en disciplinas que unen el cuidado del cuerpo con el de la mente. La meditación, el yoga o las técnicas de control de la respiración nos ayudan a focalizarnos en el momento presente, nos hacen conscientes del aquí y el ahora, favorecen la relajación, mejoran el descanso reparador, minimizan el estrés, calman la ansiedad y aumentan la claridad mental.
En el cuerpo humano todo está interconectado e interrelacionado. Por eso, una buena salud mental no depende solo de la gestión de los sentimientos, sino que influyen otros muchos factores. Así, seguir una dieta sana y equilibrada, basada principalmente en frutas y verduras de temporada, cereales integrales, legumbres, semillas, frutos secos y algas, practicar ejercicio moderado de forma habitual y mantener una correcta higiene del sueño son esenciales para tener un estado físico óptimo, un sistema inmunológico fuerte y un equilibrio emocional a prueba de pandemias.
Para saber más sobre las secuelas cognitivas del Covid-19, Pincha aquí
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