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SHA Magazine Holística
¿Un masaje reductor puede cumplir todo lo que promete? La respuesta es un sí rotundo, pero con algunas condiciones. Lo primero es la metodología del masaje, que la eficacia de la técnica esté probada, y la segunda es la pericia, la energía y las buenas manos del terapeuta. Con todo eso contamos en SHA Wellness Clinic.
Un buen masaje reductor es un método para combatir y eliminar la acumulación de grasa en una zona localizada del cuerpo, como pueden ser los glúteos o el abdomen. Con la presión y el movimiento se favorece la expulsión de toxinas, se beneficia el flujo sanguíneo, e incluso se mejora el sistema digestivo.
Con este tipo de masaje es posible reducir entre cinco y diez centímetros el volumen y el contorno de la zona trabajada, por eso este procedimiento estiliza la figura. Sin embargo, para que su magiano se esfume con el tiempo hay que complementarlo con una dieta saludable y la práctica de ejercicio físico.
Es interesante apuntar que el masaje reductor no es una solución efectiva para perder peso corporal, sino para rebajar los depósitos grasos localizados que tanto molestan y tan difíciles son de eliminar, pero si lo que se pretende es perder mucho peso hay que recurrir a dietas personalizadas y a un programa de ejercicios.
Este masaje sí consigue reducir la grasa localizada de zonas concretas del cuerpo, eliminar la celulitis y reducir el volumen de las partes trabajadas, como la cintura o el abdomen.
Por las zonas donde se trabaja se trata de una técnica compleja que no puede realizarla cualquier persona dedicada a la estética corporal, sino un terapeuta especializado. Las sesiones pueden ser largas, suelen durar entre una hora y media y tres horas y se suelen trabajar las zonas de los muslos, glúteos, caderas, abdomen, torso y brazos, con el fin de mover y reducir la grasa, modelar la figura y eliminar las toxinas y la celulitis.
El terapeuta utilizará las manos para el masaje y empleará técnicas de amasamiento, roce, percusión y drenaje utilizando los nudillos de las manos. Para ello, se emplean productos deslizantes, con propiedades reductores y efecto térmico, como el vapor, aceites drenantes, arcilla o barro de algas.
El masaje reductivo requiere más fuerza e intensidad que otros masajes, y puede producir dolor en algunos pacientes. No es un método de relajación, pues la fuerza de los movimientos impide que la persona se evada y desconecte. El dolor no es insoportable, ni mucho menos, pero es una molestia permanente, provocada por la intensidad con que deben ejercerse las técnicas para que el masaje sea eficaz.
Un masaje reductor tampoco es la solución para tratar un sobrepeso importante o la obesidad. Es solo un complemento para tratar la grasa localizada. Una correcta alimentación y la realización de ejercicio físico al menos tres veces por semana son imprescindibles para disminuir la grasa corporal, reducir el volumen de las zonas trabajadas y eliminar la celulitis.
La constancia es el secreto de un masaje reductor, pues sus efectos no duran para siempre. Una vez que finalizan las sesiones, hay que ser riguroso con la dieta y el ejercicio para no recuperar la grasa y el volumen perdido.
Los masajes reductores están contraindicados para las mujeres embarazadas, las personas con problemas en la piel, como algunas dermatitis o edemas, las personas con marcapasos o los pacientes con cáncer.
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